Capitulo 6.

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"Mientras el corazón late, mientras el cuerpo y alma siguen juntos, no puedo admitir que cualquier criatura dotada de voluntad tiene necesidad de perder la esperanza en la vida."
-Julio Verne.

Haël se mantuvo oculto entre los árboles, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta de cuero oscura. Desde su posición, podía ver perfectamente a Katherine, de pie frente a la tumba de su padre. Observaba cada uno de sus movimientos con una mezcla de fascinación y nostalgia. Ella se inclinaba hacia la lápida, murmurando palabras que él no podía escuchar a esa distancia, pero sabía exactamente lo que significaba ese gesto. El dolor de la pérdida, el susurro a los muertos. Lo había visto muchas veces en otras personas, pero en Katherine era diferente.

Ella había hecho todo lo posible por evitarlo en las últimas semanas, eso le resultaba obvio. Cambiaba su ruta de camino al hospital, se quedaba más tiempo encerrada en su casa, e incluso evitaba las zonas comunes que solía frecuentar. Pero Haël siempre estaba un paso adelante. Era un cazador al acecho, observando desde las sombras, sin prisa. Después de todo, el juego que jugaban era uno que él conocía a la perfección, y Katherine, aunque inteligente, no podía escapar de su mirada.

Una sonrisa ladina se dibujó en sus labios mientras se apoyaba contra el tronco de un árbol, sus ojos clavados en ella como un depredador analizando cada movimiento de su presa. Había algo en esa resistencia, en esa lucha por evitarlo, que lo divertía. Años atrás, las cosas habían sido diferentes. Antes de que todo se torciera, antes de que él se alejara, Katherine solía ser quien lo buscaba, quien compartía sus días con él, sin que existieran esas barreras invisibles que ahora ella levantaba con tanto esfuerzo.

Pero las cosas cambian. La vida, las decisiones, los miedos. Y ahora, la distancia entre ellos era palpable, aunque no del todo definitiva. Katherine no lo sabía, pero él la había estado protegiendo desde las sombras durante los últimos seis años. Había velado por ella, asegurándose de que estuviera bien, sin que ella lo supiera. ¿Lo habría hecho por agradecimiento? ¿Por arrepentimiento? Haël no se molestaba en responder esas preguntas para sí mismo. Lo único que sabía era que no podía apartarse de ella, ni ahora ni nunca.

Katherine se enderezó, limpiándose el rostro con el dorso de la mano, y Haël observó con interés. Ella siempre había sido fuerte, mucho más de lo que la mayoría pensaba. Pero incluso los más fuertes tienen momentos de vulnerabilidad, y él estaba allí, siempre presente, incluso cuando ella trataba de huir de su sombra.

"Divertido", pensó. "¿De verdad cree que puede evitarme para siempre?"

La idea lo hacía sonreír. Ella podía cambiar de camino, desaparecer de los lugares que antes frecuentaban juntos, pero él siempre la encontraría. Era un juego que le había resultado interesante desde que regresó a su vida, aunque nunca de manera directa. El cazador siempre acecha a su presa, esperando el momento adecuado para mostrarse, para atacar cuando el terreno es más favorable. Y Haël sabía que ese momento llegaría.

Katherine se giró, lista para marcharse del cementerio. Su figura, envuelta en una chaqueta ligera, proyectaba una sombra alargada en el suelo. Haël la siguió con la mirada mientras caminaba despacio, como si las palabras que había dejado en la tumba todavía pesaran sobre sus hombros. Él sabía lo que significaba perder a alguien, conocía ese dolor demasiado bien. Pero no era eso lo que lo mantenía vinculado a ella. No, lo suyo era una mezcla mucho más compleja de emociones. La había perdido, sí, pero nunca la había dejado ir del todo.

Se movió con sigilo, sus pasos imperceptibles, siguiendo su camino desde una distancia segura. El sol estaba empezando a bajar, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras, y las sombras comenzaban a alargarse. Katherine aceleró el paso, como si de alguna manera sintiera que estaba siendo observada, aunque no se atrevía a voltear la cabeza.

NIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora