La risa resonaba en el club mientras la música vibrante llenaba el aire. Lucas y Katherine, con unos tragos de más, se habían convertido en el centro de atención, brillando como dos estrellas en la noche. Los micrófonos en sus manos temblaban un poco, pero eso no les detuvo; estaban listos para dejarse llevar.
-¡Vamos, Katherine! ¡Tú puedes! -gritó Lucas, señalándola mientras las luces del club iluminaban sus rostros. La multitud de moteros y amigos a su alrededor vitoreaba, disfrutando del espectáculo improvisado.
Katherine se reía, sus mejillas sonrojadas por la combinación de la música, la compañía y el alcohol. La canción que estaban interpretando era una mezcla de rock clásico, y ella no podía contenerse. Con cada nota, su confianza crecía, y se olvidaba de las preocupaciones que la habían acompañado en los últimos días.
-¡Canta, reina! -le gritó uno de los subordinados de Haël, levantando su vaso como si brindara por ella. El ambiente era festivo, y Katherine se sentía más viva que nunca.
Mientras tanto, Haël estaba sentado en una esquina, observando la escena con una sonrisa en el rostro. Los ojos de su chica brillaban mientras se entregaba al momento, y el hecho de que Lucas estuviera a su lado solo le daba tranquilidad. Había algo reconfortante en ver a Katherine tan feliz, dejándose llevar por la música y la energía que los rodeaba.
La canción llegó a su clímax, y Katherine levantó el micrófono con determinación.
-¡Esto es por todas las noches locas y por la mejor compañía! -gritó, causando una ovación estruendosa entre los presentes.
Lucas le hizo un guiño y se unió a ella, tomando el micrófono y cantando en perfecta armonía. Juntos, hacían un dúo inesperado que mantenía a todos entretenidos. La química entre ellos era innegable, y los aplausos solo aumentaban, creando un ciclo de energía positiva.
Haël se sintió orgulloso al ver cómo Katherine se entregaba a la noche. Ella siempre había tenido una luz que iluminaba cualquier habitación, y ahora, rodeada de amigos, esa luz brillaba más intensamente que nunca. Era un momento en el que nada más importaba: ni Kevin, ni las amenazas, ni el peligro que a menudo acechaba en las sombras.
La canción terminó, y el club estalló en vítores y aplausos. Lucas se inclinó hacia Katherine, su expresión una mezcla de sorpresa y alegría.
-¡Eres increíble! -exclamó, riendo mientras se abrazaban. El camaradería entre ellos era palpable, una conexión que se había forjado a lo largo de los años, y Haël no podía evitar sonreír al ver esa amistad.
Katherine respiró hondo, dejando que la emoción de la noche se apoderara de ella. No había nada como esos momentos de pura diversión, y su corazón latía con fuerza mientras se dirigía a la barra para reabastecerse.
-¿Quieres otra? -preguntó Lucas, levantando su vaso.
-¡Claro que sí! -respondió, disfrutando de la despreocupación que la rodeaba.
Haël se levantó y se unió a ellos, disfrutando de la energía del lugar. Sabía que estas eran las noches que definían su vida, las que los hacían más fuertes, y estaba decidido a disfrutar cada segundo.
Katherine regresó de la barra con dos tragos en mano, uno para ella y otro para Haël, que la observaba con una sonrisa. Con el brillo de la diversión aún en sus ojos, se acercó a él y le pasó el vaso.
-¡Salud! -dijo, levantando su bebida con entusiasmo.
Haël chocó su vaso con el de ella, sintiendo cómo la chispa de la noche lo envolvía. Mientras tomaba un sorbo, no pudo evitar notar cómo el ambiente había cambiado un poco. La música seguía sonando, pero el ruido a su alrededor se había desvanecido un poco, dejándolo en una burbuja donde solo existían ellos dos.
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NIX.
Teen FictionKatherine siempre había sido el alma de la fiesta, una joven llena de sueños y risas. Pero cuando un extraño, Haël, comienza a seguirla en secreto, su vida da un giro inesperado. Aunque no se conocen, la intensidad de la obsesión de Haël por ella se...