Capítulo 46.

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Haël llegó al hospital con el corazón acelerado y un nudo en el estómago, salió del coche para fumarse un cigarro. A medida que se acercaba, su mirada se centró en la entrada, donde podía ver a los enfermeros y pacientes moviéndose con un aire de rutina. Pero su atención se desvió rápidamente cuando vio a Katherine salir del edificio.

Ella llevaba una enorme caja de cartón, que claramente contenía sus pertenencias. La imagen de ella, con una expresión de resignación en el rostro, le hizo fruncir el ceño. No era el regreso que había imaginado, y su instinto de protección se encendió de inmediato.

Katherine se acercaba a su coche cuando un hombre mayor, vestido con una bata de hospital, apareció de la nada. Haël se quedó quieto, observando cómo el hombre se acercaba a ella con una mezcla de alegría y tristeza. Lo que sucedió a continuación lo dejó paralizado. El hombre la abrazó con fuerza, lágrimas brotando de sus ojos mientras murmuraba algo que Haël no pudo oír desde donde estaba.

El corazón de Haël latía con fuerza, y su mente se llenó de preguntas. ¿Quién era ese hombre? ¿Qué le había dicho para que se sintiera así? La escena le parecía extraña, y una punzada de celos y preocupación comenzó a invadirlo. Mientras los dos compartían ese momento íntimo, él sintió que el aire se volvía denso y pesado.

Katherine, por su parte, se veía distante, como si estuviera atrapada en una burbuja de emociones. Su expresión era una mezcla de tristeza y gratitud, pero a Haël le preocupaba que el abrazo del hombre mayor pudiera significar algo más profundo, algo que ella no le había compartido.

Cuando Katherine finalmente se separó del hombre, ella se volvió y se dirigió hacia el coche, abriendo la puerta con un gesto cansado. Haël sintió un impulso inmediato de acercarse, de romper esa distancia, pero algo lo detuvo. La forma en que ella entró en el vehículo y no dijo una palabra lo hizo sentir inquieto.

Una vez dentro del coche, Katherine miró al frente, su rostro reflejando una combinación de confusión y dolor. Su silencio era más elocuente que cualquier palabra, y eso solo intensificó la tensión que crecía en el pecho de Haël.

Él respiró hondo y se acercó al coche, su mirada fija en ella a través de la ventana. Necesitaba entender lo que había pasado, pero temía lo que pudiera escuchar. La incertidumbre lo mantenía en vilo.

-Katherine -dijo finalmente, su voz firme, pero suave-¿Qué ha pasado?

Ella giró la cabeza lentamente para mirarlo, sus ojos reflejando un mar de emociones, pero no dijo nada. Ese silencio lo destrozó por dentro. La imagen del hombre mayor y su abrazo lo consumía, y no podía soportar la idea de que hubiera algo más entre ellos.

-Dime que estás bien -insistió, sintiendo la ansiedad aumentar.

Finalmente, Katherine soltó un suspiro profundo, como si estuviera tratando de encontrar las palabras adecuadas. Pero antes de que pudiera hablar, su mirada se desvió, perdida en sus pensamientos.

Haël sintió una oleada de frustración y preocupación. Sabía que debía hacer algo, que no podía permitir que esta situación la abrumara. Sin pensarlo dos veces, se inclinó hacia la puerta del conductor, entró y se sentó.

Katherine finalmente lo miró de nuevo, sus ojos destilando una mezcla de gratitud y tristeza. Sin embargo, lo que iba a decir se quedó atrapado en su garganta.

Haël supo que la batalla no sería fácil, pero estaba decidido a luchar por ella, por su verdad, sin importar los obstáculos que se interpusieran en su camino.

Katherine tomó una profunda respiración, y de repente, las palabras brotaron de ella como una tormenta. La presión acumulada dentro de su pecho se desbordó en gritos, la confusión y la frustración encontrando salida.

NIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora