Capítulo 41.

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Cuando finalmente despertaron, la luz de la mañana filtraba suavemente a través de la ventana, creando un ambiente cálido y acogedor en la habitación. Katherine estaba abrazando a Haël, su rostro escondido en su pecho, y él sonreía, sintiendo una satisfacción profunda. Era un momento de calma y plenitud que había estado esperando durante tanto tiempo.

Haël acarició el cabello de Katherine con suavidad, disfrutando de la intimidad de la situación. Cada roce de sus dedos era un recordatorio de lo que habían compartido la noche anterior. La sensación de que, por fin, ella era completamente suya llenaba su pecho de una calidez que lo hacía sentir invulnerable.

Katherine se movió ligeramente, despertando poco a poco. Sus ojos se abrieron lentamente y, al encontrarse con la mirada de Haël, una sonrisa perezosa se dibujó en sus labios.

-Buenos días -susurró, su voz aún suave y soñolienta.

-Buenos días, princesa -respondió él, inclinándose para darle un suave beso en la frente.

Ella se acomodó más cerca, disfrutando del calor que emanaba de él.

-¿Qué hora es? -preguntó Katherine, tratando de recordar lo que había pasado la noche anterior.

-No importa -dijo Haël, acariciando su espalda-Solo quiero disfrutar de este momento contigo.

Katherine sonrió, sintiendo una felicidad que había estado escondida en lo profundo de su ser. Se levantó un poco, mirándolo fijamente a los ojos.

-Así que... ¿esto es real? -preguntó, un destello de vulnerabilidad cruzando su rostro.

-Es más real de lo que crees -respondió Haël, acercándose para capturar sus labios en un beso suave pero profundo. En ese instante, ambos supieron que no había vuelta atrás.

El tiempo se detuvo mientras se perdían en ese abrazo, y la habitación a su alrededor se desvaneció. No había más miedos, ni dudas, solo ellos dos en un mundo que parecía girar solo para ellos. Haël sabía que, a pesar de las complicaciones del exterior, en ese momento, su conexión era todo lo que necesitaban.

Mientras se quedaban allí, abrazados, una idea se formó en la mente de Haël. Sabía que quería más que solo este instante. Quería un futuro con Katherine, un futuro en el que pudiera mostrarle al mundo que ella era suya.

Mientras permanecían abrazados, la luz de la mañana llenaba la habitación con una calidez reconfortante.

Katherine se estiró y se incorporó lentamente, aún con el sueño en los ojos.

-Ugh, no puedo creer que al final haya sucumbido a tus encantos -dijo, sonriendo mientras lo miraba. Su tono era juguetón, y sabía que estaba provocándolo.

Haël sonrió, disfrutando de su pequeña victoria.

-¿Te sorprende? -respondió, arqueando una ceja-Es difícil resistirse a mí.

Ella rió, con una expresión de incredulidad.

-Dímelo de nuevo, por favor. Me encanta cuando te pones arrogante.

Sin previo aviso, él se inclinó hacia ella y comenzó a hacerle cosquillas, provocando risas descontroladas en Katherine.

-¡Haël, para! -gritó entre risas, intentando zafarse de sus manos, pero él estaba decidido a seguir. La intensidad de su risa llenó la habitación, un eco alegre en la penumbra.

Finalmente, paró un momento y la miró a los ojos, sus labios curvándose en una sonrisa maliciosa.

-¿Te parece que puedo dejar que te escapes tan fácil?

NIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora