Capítulo 42.

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Katherine llegó al hospital con el sabor del último beso de Haël aún en sus labios, sintiendo una mezcla de emociones que la acompañaba desde el momento en que había dejado su apartamento. El recuerdo de la noche anterior seguía fresco en su mente, pero ahora era momento de ponerse su uniforme de enfermera y concentrarse.

Entró al vestuario rápidamente, buscando cambiarse antes de que el ritmo del turno matutino la alcanzara por completo. Pero antes de que pudiera terminar de ajustarse el cabello en una coleta, Lucía apareció en la puerta con una sonrisa divertida.

-¡Vaya, pero mira quién llega hoy radiante! -exclamó Lucía, su tono juguetón mientras se acercaba a Katherine.

Katherine sonrió con cierto nerviosismo, pero antes de poder responder, Lucía entrecerró los ojos y dio un paso más cerca, enfocándose en algo que la sorprendió.

-Espera un momento... -dijo Lucía, inclinándose hacia el cuello de Katherine- ¿Eso son marcas?

Katherine intentó disimular, pero era inútil. Las marcas de los besos de Haël eran evidentes, oscuros rastros en su piel pálida.

-No me digas que Haël... -Lucía no terminó la frase, pero la risa en sus ojos lo decía todo. Katherine suspiró, resignada.

-Es más complicado de lo que parece -admitió, su tono un poco nervioso.

Lucía se cruzó de brazos y arqueó una ceja con una expresión incrédula.

-¿Complicado? Siempre lo ha sido con Haël, ¿o no? Pero esto... -dijo señalando las marcas-Esto es nuevo.

Katherine sintió el calor subiéndole al rostro. Desde que eran pequeños, Lucía siempre había estado al tanto de la intensa conexión entre ella y Haël, pero nunca habían hablado de la posibilidad de algo tan evidente como esto.

-Sí, lo sé -respondió Katherine, desviando la mirada-No fue algo planeado.

Lucía la miró con una mezcla de preocupación y curiosidad.

-Katherine... ya sabes cómo es Haël. Siempre ha sido intenso contigo. No es alguien que dé un paso sin pensarlo bien. ¿Estás segura de que esto es lo que quieres? Porque una vez que te tiene, sabes que no te va a soltar.

Katherine se mordió el labio, pensando en las palabras de Lucía. La posesividad de Haël, la intensidad de sus sentimientos... Todo era cierto, pero también había algo en él que la atraía de una forma que no podía evitar.

-No lo sé, Lucía -confesó finalmente-Pero por ahora, no quiero detenerlo.

Lucía la miró en silencio por un momento, intentando leer en el rostro de Katherine algo más allá de las palabras. Sabía cómo funcionaban las cosas entre ella y Haël, había sido testigo desde pequeños de la atracción que siempre los había rodeado. Aun así, su preocupación era genuina.

-Solo ten cuidado, Kath -dijo finalmente, suavizando su tono-. Haël no es fácil, y estar con él nunca será algo tranquilo. Ya lo sabes mejor que nadie.

Katherine asintió, agradecida por la preocupación de su amiga, pero en su corazón, esa advertencia solo reforzaba lo que ya había aceptado la noche anterior. Estar con Haël era un riesgo, pero también era lo que ella deseaba, lo que ambos habían decidido juntos, aunque no lo hubieran dicho con todas las palabras.

-Lo sé, Lucía. Pero creo que... ya estoy dentro de todo esto. -Katherine soltó una pequeña risa nerviosa, tocándose el cuello donde las marcas aún se sentían-. Es complicado, pero estoy segura de algo: Haël me hace sentir viva, y no quiero escapar de eso. Al menos, no por ahora.

Lucía la miró con una mezcla de resignación y cariño, sabiendo que no podría cambiar su opinión. Luego, dio un paso atrás y levantó las manos en un gesto de rendición.

NIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora