Katherine empujó suavemente la puerta de la habitación y la cerró tras ella. La luz del hospital era fría, iluminando a Jake, que estaba sentado en la cama con el rostro demacrado y cansado. Al verla entrar, su mirada se endureció por un momento, pero no dijo nada. Estaba claro que, a pesar de todo, él también estaba agotado.
Katherine caminó lentamente hacia él, sintiendo la incomodidad de la situación. Verlo ahí, vulnerable, después de todo lo que le había revelado, le generaba emociones encontradas. Sabía que no podía dejarlo en el hospital por más tiempo, no solo por su seguridad, sino porque la guerra entre Haël y los enemigos que querían dañarla aún no había terminado.
-Jake -comenzó, su voz baja, pero firme-necesitamos sacarte de aquí.
Jake la miró con una mezcla de incredulidad y burla.
-¿Tú, ayudándome? -preguntó, su tono ácido, pero había algo en su voz que sonaba más resignado que desafiante.
Katherine dejó escapar un suspiro, acercándose a la cama. Sus manos temblaban levemente mientras tomaba la camiseta que había quedado doblada sobre la silla junto a la cama. Sin decir nada más, se inclinó hacia él, comenzando a ayudarlo a vestirse.
Jake, a pesar de su mal estado, mantuvo una expresión endurecida mientras Katherine lo ayudaba. Pero conforme ella levantaba cuidadosamente sus brazos para deslizarle la camiseta sobre la cabeza, su cuerpo tensado de repente pareció relajarse. No era una situación fácil para ninguno de los dos, y la tensión en la habitación era palpable.
-No podemos dejarte aquí -continuó Katherine mientras ajustaba la camiseta sobre su pecho-Aún no es seguro. Ellos... ellos vendrán por mí, por nosotros. No podemos ignorarlo.
Jake entrecerró los ojos, luchando por procesar sus palabras, pero el dolor en su abdomen, fruto del disparo, lo distraía. Estaba claramente débil, pero no lo suficiente como para no entender lo que ella estaba diciendo. No pudo evitar sonreír con ironía.
-Entonces, ¿estás preocupada por mí ahora? -preguntó, una nota amarga en su voz-Después de todo lo que hice... ¿me estás diciendo que intentas salvarme?
Katherine apretó los labios mientras lo ayudaba a ponerse el pantalón, sintiendo el peso de sus palabras. Ella tampoco estaba segura de cómo sentirse, pero sabía una cosa con certeza: él era su hermano, y aunque no pudiera perdonarlo completamente, no podía dejarlo atrás.
-No es tan simple, Jake -respondió en voz baja, mientras ajustaba su cinturón-Lo que hiciste fue horrible. Todavía no sé si puedo perdonarte. Pero no voy a dejar que te maten. Esto va más allá de nosotros. No es solo sobre lo que tú y yo sentimos. Es sobre sobrevivir.
Jake cerró los ojos un momento, respirando hondo para calmarse mientras terminaba de vestirse con la ayuda de su hermana. Cuando volvió a abrirlos, su mirada era más suave, aunque aún cargada de resentimiento.
-Katherine... -comenzó, pero la voz le falló un poco. No sabía cómo terminar la frase, ni siquiera cómo expresar lo que sentía. Era extraño estar así, en una situación donde ella lo cuidaba después de todo lo que había pasado.
-No hables -dijo ella, apartándose un poco una vez que terminó de ayudarlo-Solo tenemos que salir de aquí antes de que sea demasiado tarde.
Lucas, que había estado esperando afuera, apareció en la puerta justo en ese momento. Sus ojos pasaron de Katherine a Jake, y aunque su rostro mostraba desconfianza, asintió brevemente. Sabía que no era momento para discusiones o reproches.
-Tengo el coche listo abajo -dijo Lucas en voz baja-Podemos llevarlo a un lugar seguro.
Katherine miró a Jake una última vez antes de hablar.
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NIX.
Teen FictionKatherine siempre había sido el alma de la fiesta, una joven llena de sueños y risas. Pero cuando un extraño, Haël, comienza a seguirla en secreto, su vida da un giro inesperado. Aunque no se conocen, la intensidad de la obsesión de Haël por ella se...