Cinco semanas. Habían pasado tres semanas desde que Katherine desapareció, y cada día que pasaba se convertía en una tortura interminable para Haël. La angustia lo consumía; el vacío que había dejado su ausencia era un agujero negro en su corazón, y la desesperación se transformaba en una rabia irrefrenable.
La habitación estaba oscura, iluminada solo por la tenue luz de una lámpara en el rincón, que proyectaba sombras alargadas en las paredes. Los hombres de Haël se movían nerviosos, intercambiando miradas de preocupación mientras él caminaba de un lado a otro, su mente atrapada en un torbellino de pensamientos oscuros y violentos.
-Haël, necesitas calmarte -dijo uno de sus hombres, un tipo corpulento llamado Marco, que había estado a su lado durante años. Su voz era un murmullo bajo, pero estaba cargada de la desesperación de un amigo que veía a su líder al borde de la locura.
Haël se detuvo en seco, sus ojos oscuros destellando con una furia que parecía consumirlo por dentro. Se giró bruscamente hacia Marco, el rostro enrojecido por la ira contenida.
-¿Calmarme? ¡¿Cómo se supone que me calme cuando la única persona que importa para mí está desaparecida?! -gritó, la frustración acumulándose en cada palabra.
Marco hizo un gesto, intentando mantener la calma.
-Entiendo lo que sientes, pero tienes que pensar con claridad. Si te dejas llevar por la rabia, no vas a conseguir nada.
La respuesta de Haël fue un golpe directo al rostro de Marco, una explosión de furia que resonó en la habitación. El sonido del impacto llenó el aire, y Marco cayó de espaldas, sorprendido por la repentina violencia de su amigo.
Los hombres en la habitación se quedaron paralizados, la tensión palpable mientras Haël se acercaba a Marco, que intentaba levantarse, aturdido.
-No me hables de calma -le escupió Haël, su voz baja y amenazante-¡Katherine está en peligro, y no voy a quedarme de brazos cruzados mientras me dicen que tengo que calmarme!
Marco se puso de pie, limpiándose la sangre del labio roto y miró a Haël con una mezcla de ira y comprensión.
-Sé que la amas, Haël. Pero no puedes dejar que esto te consuma. Necesitas un plan, no más violencia sin sentido.
-¡Violencia sin sentido! -replicó Haël, avanzando amenazadoramente hacia Marco-¡Esto no es solo una cuestión de rabia! Es sobre ella, sobre salvarla. No puedo permitirme perderla. No otra vez.
Lucas, el mejor amigo de Haël y su confidente más cercano, estaba en el rincón, observando la escena con creciente preocupación. Sabía que la desaparición de Katherine había afectado a Haël más de lo que quería admitir, y que el dolor lo había llevado a un punto de quiebre. Intervino antes de que la situación se volviera aún más peligrosa.
-¡Basta, Haël! -gritó, separando a ambos hombres. Se interpuso entre ellos, colocando una mano en el pecho de Haël para detenerlo-No estás pensando con claridad. Pelear entre nosotros no nos llevará a ningún lado.
Haël miró a Lucas, su respiración agitada, el dolor y la frustración reflejados en su mirada. A pesar de su furia, había un atisbo de agradecimiento en su expresión.
-No quiero que me detengas, Lucas. Quiero encontrarla. -Su voz temblaba, la vulnerabilidad apenas oculta detrás de una fachada de fuerza.
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NIX.
Teen FictionKatherine siempre había sido el alma de la fiesta, una joven llena de sueños y risas. Pero cuando un extraño, Haël, comienza a seguirla en secreto, su vida da un giro inesperado. Aunque no se conocen, la intensidad de la obsesión de Haël por ella se...