Capítulo 54.

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Haël se mantuvo en silencio, sus ojos recorriendo cada rincón del cuerpo de Katherine como si intentara memorizar cada detalle, cada curva, cada centímetro de su piel. La tensión en sus hombros era palpable, el fuego en su mirada era casi abrasador. Katherine sentía la urgencia de su deseo, aunque él no pronunciara una sola palabra.

Su respiración se había vuelto más pesada, y aunque no decía nada, la cercanía entre ambos parecía electrificar el ambiente. Cada segundo que pasaba sin tocarla era una batalla interna que Haël luchaba con todas sus fuerzas. Pero Katherine podía ver cómo su control se desmoronaba lentamente. Había una parte de él que intentaba contenerse, quizás por miedo a lastimarla, o tal vez por las dudas que Lucas le había mencionado.

Katherine, aún vulnerable y desnuda frente a él, dio un paso más, hasta que prácticamente no había espacio entre sus cuerpos. Alzó la mano y la colocó suavemente en su pecho, sintiendo el latido acelerado de su corazón bajo su piel.

-No tienes que contenerte -susurró, casi rogando, mientras lo miraba directamente a los ojos.

Haël cerró los ojos por un segundo, como si ese simple toque fuera suficiente para encender algo incontrolable dentro de él. Cuando los abrió de nuevo, su mirada había cambiado. El deseo era abrumador, palpable, pero todavía no decía nada. Sus manos, que hasta ahora habían estado a su lado, finalmente se alzaron, rozando los brazos de Katherine con una suavidad que contrastaba con la intensidad que irradiaba su cuerpo.

Pero aún así, no la tocaba completamente, como si estuviera al borde de romperse, dudando. Katherine se mordió el labio, tomando el control de la situación. Alzó la otra mano y la deslizó por su cuello, tirando ligeramente de él hacia abajo, acercando sus labios a los suyos.

Y aunque Haël no decía una sola palabra, su respiración entrecortada, el brillo en sus ojos, y la tensión en cada músculo de su cuerpo decían todo lo que las palabras no podían expresar.

Haël se mantuvo inmóvil por un instante más, como si estuviera debatiéndose entre sus deseos y el autocontrol que tanto le había costado mantener. Su mirada ardía, y Katherine podía ver la lucha interna reflejada en sus ojos. Pero entonces, algo dentro de él pareció romperse.

-A la mierda -murmuró en voz baja, casi como si lo dijera para sí mismo, pero lo suficientemente alto para que Katherine lo escuchara.

En ese momento, cualquier rastro de contención desapareció. Sin darle tiempo a reaccionar, la tomó por la cintura con fuerza y la atrajo hacia él. Sus labios se encontraron en un beso feroz, apasionado, cargado de todo el deseo que había reprimido durante tanto tiempo. Katherine sintió el calor de su cuerpo envolviéndola, sus manos recorriendo su piel con ansias, como si necesitara tocar cada parte de ella, memorizar cada sensación al alcance de sus dedos.

El beso no era delicado, era desesperado. Sus manos bajaron por su espalda, aferrándose a ella como si no quisiera dejarla ir jamás. Cada caricia era intensa, cada roce encendía más el fuego que ambos habían estado conteniendo. Katherine correspondió con la misma pasión, sintiendo cómo su cuerpo se rendía al de Haël, cómo el mundo a su alrededor parecía desvanecerse, dejando solo el calor de su cercanía.

Ambos respiraban con dificultad, pero ninguno se detenía. Los labios de Haël se movían de los de ella a su cuello, su piel. Katherine arqueó el cuerpo contra el de él, perdiéndose en el torbellino de emociones y sensaciones que la envolvían. Ya no quedaban palabras, solo el lenguaje de sus cuerpos, ambos finalmente rindiéndose a lo que habían intentado ignorar durante tanto tiempo.

Haël la levantó con facilidad, como si no pesara nada, y la tumbó sobre la cama con delicadeza, pero con un dominio que dejaba claro quién estaba al mando. Katherine, con el corazón acelerado, lo observó desde abajo, su pecho subiendo y bajando con la respiración agitada. Sus ojos nunca dejaron los de Haël, y el calor entre ambos llenaba la habitación.

NIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora