Capítulo 48.

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La puerta se abrió lentamente, y Katherine levantó la mirada, esperando ver a Haël. Pero no era él. Lucas apareció en el umbral, observándola con una mezcla de preocupación y resignación en su rostro. Llevaba una camiseta ajustada y sus pasos eran cautelosos mientras se acercaba a la cama, consciente del caos que había desatado su amigo.

Katherine lo miró con los ojos llenos de rabia y dolor. No dijo nada al principio, dejando que su mirada hablara por ella. Lucas suspiró profundamente antes de romper el silencio.

-Kath... -dijo con suavidad, acercándose lentamente a la cama, sus manos levantadas en un gesto de paz-Lo siento mucho. No debería haberte dejado en esta situación.

Katherine intentó soltarse de nuevo, gruñendo de frustración al sentir las ataduras morder su piel. Las muñecas ya le ardían por el forcejeo previo, pero el dolor no era nada comparado con la tormenta que sentía en su interior.

-¡Suéltame! -gritó con una voz temblorosa, su cuerpo entero temblando por la mezcla de ira y desesperación-¡Quiero salir de aquí ahora mismo, Lucas!

Lucas frunció el ceño, viendo cómo ella intentaba liberarse a toda costa. Sus muñecas mostraban signos claros de daño, la piel enrojecida y magullada por la fricción.

-No puedo -murmuró con voz baja, como si eso fuera suficiente justificación.

-¡Por favor! -La voz de Katherine se quebró, y por primera vez dejó entrever el miedo que sentía-Por favor, Lucas... ¡suéltame!

Pero él solo negó con la cabeza, sus ojos llenos de una tristeza que Katherine no reconocía. Sabía que, por mucho que le doliera, él no podía desobedecer a Haël. No en esto.

-Sabes que no quiero hacerte daño, Kath -dijo, su voz suave y casi derrotada-No estás en peligro. Solo... solo deja que te calme, ¿de acuerdo? Esto se resolverá.

Katherine rió, pero era una risa amarga, cargada de incredulidad y desolación.

-¿Resolver? -preguntó entre dientes-¿Cómo crees que va a "resolver" esto, Lucas? ¡Me ha secuestrado! -Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, y aunque intentaba mantener el control, no podía contener más el dolor que sentía-¡Me prometí a mí misma que nunca estaría con alguien así! ¡Que nunca me quedaría atrapada en este mundo! ¡Y mírame ahora!

Lucas se quedó en silencio, incapaz de responder. No era su lugar. Sabía que Katherine estaba atrapada entre su promesa del pasado y el amor enfermizo que compartía con Haël, y él no podía hacer nada para cambiar eso.

-Lo que estás haciendo es peor -continuó Katherine, su voz temblando de emoción-Mi padre... mi madre... ¡Juré que no repetiría lo que ellos vivieron! -Soltó una carcajada irónica, llena de amargura-Y aquí estoy... encadenada como una prisionera. ¡Por alguien que dice que le importo!

Lucas bajó la mirada, incapaz de sostener la intensidad de su dolor. El silencio que siguió fue denso, como si el peso de las palabras de Katherine llenara el aire. Sabía que ella no lo estaba culpando directamente, pero aun así, el remordimiento lo invadía.

-Lo siento, Kath -dijo en un susurro-No puedo cambiar lo que está pasando, pero estaré aquí. No dejaré que esto se salga de control.

Ella lo miró con furia en los ojos, la impotencia quemándole por dentro. No era suficiente. Las palabras de Lucas no podían liberar sus manos, ni borrar lo que estaba pasando. Lo que realmente dolía, lo que la rompía por dentro, era que, a pesar de todo, todavía lo amaba. Amaba a Haël. Aquel niño de los ojos tristes seguía siendo parte de él, incluso si ahora era un hombre que la había encerrado.

Katherine se quedó quieta, sus fuerzas agotadas, y finalmente susurró:

-Suéltame, Lucas... Por favor.

NIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora