Capítulo 55.

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El amanecer apenas comenzaba a iluminar el cuarto, proyectando sombras suaves a través de las cortinas. Haël y Katherine dormían entrelazados, sus cuerpos acomodados uno contra el otro en una intimidad silenciosa. La respiración de ambos se sincronizaba, tranquila, como si por un momento el caos que siempre los rodeaba hubiera desaparecido por completo.

De repente, la puerta de la habitación se abrió con un suave crujido. La figura de Lucas apareció en el umbral, su rostro serio y enfocado en Haël, que seguía dormido. No hizo ruido, pero en cuestión de segundos, el instinto de Haël se activó. Sus ojos se abrieron de golpe, y con un movimiento rápido, deslizó la mano debajo de la almohada, sacando una pistola plateada con destreza. Sin pensarlo dos veces, apuntó directamente a la puerta.

-¡Haël, soy yo!-dijo Lucas en un susurro urgente, levantando las manos con una mezcla de sorpresa y calma, viendo el cañón del arma a solo metros de su rostro.

Haël parpadeó, sus ojos acostumbrándose a la luz tenue mientras reconocía a su amigo. Relajó los músculos y bajó lentamente el arma, soltando un suspiro al darse cuenta de la situación.

-Maldita sea, Lucas-murmuró en voz baja, con la mandíbula apretada. Volvió a meter la pistola bajo la almohada, sacudiendo la cabeza-Si no quieres que te vuele los sesos un día, deberías aprender a llamar antes de entrar.

Lucas bajó las manos y esbozó una leve sonrisa, claramente aliviado. Dio un par de pasos dentro de la habitación, observando cómo Katherine seguía profundamente dormida, ajena a todo lo que acababa de pasar.

-No quería despertar a tu chica-explicó Lucas en voz baja, como si su tono pudiera mantener intacta la calma del lugar-Pero parece que lo hice peor.

Haël lo fulminó con la mirada, pero pronto su expresión se suavizó al ver que Katherine no se había movido ni un centímetro. Su respiración seguía profunda, sus dedos apenas rozando el pecho de Haël, completamente ajena a la escena.

-¿Qué pasa?-preguntó Haël en un tono bajo, claramente molesto por la interrupción pero sabiendo que Lucas no entraría sin motivo.

Lucas cruzó los brazos, apoyándose ligeramente en el marco de la puerta. Su rostro se volvió serio de nuevo.

-Tenemos un problema. Hay algo que necesitas ver abajo.

Haël, sin apartar la vista de Lucas, movió con suavidad la mano sobre el cuerpo de Katherine, cubriéndola con la sábana. Lo hizo con un gesto protector, asegurándose de que cada centímetro de su piel quedara oculto bajo el suave tejido. No quería que Lucas, o cualquier otro, viera algo que solo él podía ver. Era un territorio sagrado para Haël.

-No te atrevas a mirar-murmuró, la voz cargada de advertencia, aunque sabía que Lucas ya había desviado la mirada.

Lucas, acostumbrado al carácter posesivo de su amigo, se mantuvo quieto y respetuoso, sin hacer ningún comentario. Haël, todavía recostado junto a Katherine, deslizó su mano por el cabello de ella una última vez, asegurándose de que su sueño siguiera profundo y tranquilo.

Luego, con la mirada fija en Lucas, se deslizó cuidadosamente fuera de la cama, haciendo el mínimo ruido posible. Se levantó con una calma tensa, como si el mundo fuera un campo minado que debía cruzar sin despertar a la mujer que amaba.

-Más te vale que sea importante-susurró mientras agarraba una camiseta del respaldo de una silla cercana y se la puso rápidamente. La tensión en su tono indicaba que no quería dejar la habitación ni a Katherine, pero entendía que algo serio estaba ocurriendo.

Haël, ya vestido, se inclinó brevemente sobre Katherine, plantando un beso suave en su frente antes de apartarse con el mayor sigilo. Observó su rostro dormido durante unos segundos, asegurándose de que no se había despertado, antes de girarse hacia Lucas, que lo esperaba en la puerta.

NIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora