Capítulo 17.

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Katherine se miraba en el espejo, con las manos temblorosas mientras alisaba los últimos mechones de su cabello con la plancha. El aroma del spray para el cabello llenaba la habitación, mezclándose con los nervios que, aunque intentaba ignorar, se hacían cada vez más palpables. Frente a ella, colgado en la puerta del armario, estaba el vestido negro que había elegido para la noche. Era largo, elegante, y se ajustaba perfectamente a su figura. Lo había comprado hacía meses, sin ninguna ocasión especial en mente, pero ahora, parecía el vestido perfecto.

"No es una cita," se recordó una vez más, aunque su corazón, acelerado desde que había recibido el mensaje de Haël, no estaba de acuerdo.

Suspiró y apagó la plancha, soltando su cabello para que cayera en ondas suaves sobre sus hombros. Acarició un mechón mientras lo examinaba en el espejo, buscando cualquier imperfección. ¿A Haël le gustaría cómo iba vestida? La pregunta, tan involuntaria como insistente, la sacudió. Desde cuándo le importaba tanto lo que él pensara sobre su aspecto. Eran amigos, ¿no? Siempre lo habían sido. Y sin embargo, desde que había accedido a salir esa noche, se había sentido atrapada en un torbellino de emociones confusas.

Se acercó al tocador y comenzó a maquillarse, intentando mantener la mano firme mientras aplicaba una ligera base y delineaba sus ojos con precisión. Sus pensamientos no dejaban de divagar hacia Haël, hacia su sonrisa confiada, hacia la forma en que siempre lograba mantener la calma incluso en las situaciones más tensas. Desde que habían vuelto a verse, algo había cambiado entre ellos, y aunque se decía a sí misma que era una amistad como siempre, no podía negar que había algo más. Algo que latía con fuerza entre ellos, algo que la hacía preguntarse qué pensaría él cuando la viera esa noche.

"No es una cita," repitió para sí misma en voz baja, esta vez intentando convencer a su corazón, que latía con fuerza en su pecho. Se inclinó hacia el espejo para aplicar el lápiz labial, un tono rojo suave, nada demasiado dramático, pero lo suficientemente llamativo como para darle un toque de confianza que necesitaba.

Terminó de maquillarse y se alejó del espejo para examinarse por completo. El vestido negro caía con elegancia, con una apertura en la pierna que mostraba lo justo, dándole un aire sutilmente sensual, pero sin exagerar. Era perfecto, y lo sabía. Pero aún así, los nervios la atacaban, más intensos con cada minuto que pasaba.

¿Y si él la miraba diferente esa noche? ¿Y si todo lo que había sido una relación cómoda y segura hasta ahora comenzaba a cambiar? Parte de ella temía ese cambio, pero otra parte, muy dentro de sí, lo anhelaba. Había algo en Haël que la hacía sentir viva, a pesar de todas las señales de peligro que él llevaba consigo.

Suspiró, cogió su bolso y se giró hacia el espejo una última vez. "Solo es una salida con un amigo," se repitió, aunque el rubor en sus mejillas delataba lo contrario.

Mientras Katherine trataba de calmarse con la respiración profunda, un repiqueteo firme en la puerta la sacó de su ensoñación. Su corazón dio un salto, y los nervios volvieron a apoderarse de ella. Con un último vistazo al espejo, se obligó a poner una sonrisa en su rostro antes de dirigirse hacia la entrada.

Al abrir la puerta, se encontró con Haël. La luz del pasillo iluminaba su figura, resaltando su porte elegante y seguro. Él llevaba una camisa oscura que acentuaba su complexión atlética y unos pantalones que se ajustaban perfectamente a su figura. Su cabello oscuro estaba despeinado de manera deliberada, dándole un aire desenfadado, pero aún así pulido. Una sonrisa confiada se dibujó en su rostro al verla, y por un momento, el mundo a su alrededor se desvaneció.

*"Wow,"* pensó Katherine, incapaz de ocultar la mirada atenta que le dirigía. Lo guapo que estaba era innegable, y el hecho de que ella se sintiera tan nerviosa a su lado la sorprendía. Se encontró observando cada detalle: cómo su mandíbula se marcaba con un leve destello de luz, cómo sus ojos brillaban con esa mezcla de misterio y desafío que siempre la había atraído. Era como si, a pesar de todas las facetas de su vida, Haël siguiera siendo ese chico que había conocido en la universidad, y a la vez, alguien completamente diferente.

NIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora