La sala de espera del hospital seguía sumida en un silencio pesado, como si todo a su alrededor se hubiera ralentizado, atrapado en la tensión que los rodeaba. Haël seguía abrazándola, su chaqueta sobre los hombros de Katherine, el calor de su cuerpo envolviéndola y transmitiéndole la calma que tanto necesitaba. Pero aunque el peligro había pasado, algo en su interior seguía revoloteando, como si todavía no pudiera liberar su mente de todo lo sucedido.
Katherine se apartó ligeramente, mirándolo con una pequeña sonrisa en los labios, antes de bajar la mirada. Fue un gesto fugaz, pero él lo notó. Sabía que algo rondaba en su cabeza, algo que quería sacar a la luz, así que decidió romper el silencio.
-¿Qué pasa? -preguntó Haël, su voz suave, casi como un susurro.
Katherine lo miró, sus ojos oscilando entre él y el suelo, como si estuviera sopesando sus palabras. Al final, se dejó llevar por la memoria, y una sonrisa divertida apareció en su rostro, como si recordara algo que solo ella y él conocían.
-¿Te acuerdas cuando tenía 16 años? -preguntó de repente, su tono juguetón pero cargado de significado.
Haël frunció el ceño, pero su expresión también se suavizó. Sabía exactamente a lo que se refería, pero no dijo nada, solo esperó.
-Era tan... -Katherine se detuvo, buscando la palabra correcta-. Tan obvia. Y tú... tú tan distante. Intentaba de todo para que me dieras bola, ¿recuerdas? -se rió suavemente, mirándolo con un brillo cómplice en los ojos.
Haël levantó una ceja, y una ligera sonrisa se asomó en sus labios. No era una sonrisa común, sino una que revelaba algo más profundo, algo que solo él podía reconocer. A pesar de haber sido el tipo frío y calculador que siempre había sido, ahí, en esos años, había algo más que lo mantenía distante.
-Recuerdo -dijo, su tono más grave ahora-. Intentabas todo, incluso jugando a hacerme enojar, ¿no? Pero... te resistías un poco a ti misma. Yo sabía que querías que te prestara atención, que lo hacías a propósito. Pero... -su mirada se oscureció por un instante, su expresión tensa, como si intentara evitar una verdad que ya no podía callar-. Tú tenías 16, Kath. Estabas demasiado joven para mí. Demasiado pequeña, en realidad.
Katherine frunció el ceño, pero no por enfado. Era más una mezcla de sorpresa y una ligera picardía. Recordaba ese tiempo, cómo se sentía frustrada, cómo había intentado que él la mirara, pero su resistencia la había hecho más decidida. Y ahora, al ver la sinceridad en su mirada, una sensación cálida la invadió.
-¿Demasiado pequeña? -repitió, una sonrisa traviesa en su rostro-. Sabías que te gustaba. Y yo... yo siempre te supe a ti, Haël. Quizá no entendía todo lo que implicaba, pero desde entonces... no te apartaste de mi cabeza. Aunque tú lo intentaras.
Haël la miró con intensidad, como si ese momento los transportara de vuelta a esos años, cuando todo era más complicado, más incierto. Y aunque su respuesta había sido la de un hombre que se protegía detrás de sus propios límites, su corazón siempre había estado atrapado en ese mismo círculo con ella.
-Sí -admitió, su voz baja y sincera-. Estaba coladito por ti. Desde el principio. Pero era... no podía dejarme llevar. Sabía que era demasiado joven, que no era el momento. Y me resistía, aunque lo que quería, lo que deseaba, era estar contigo.
Katherine sonrió, su mirada suave, casi melancólica, mientras le acariciaba la mejilla.
-Entonces, ¿qué cambiamos ahora? -preguntó, su tono lleno de confianza y de una especie de tranquilidad, como si esas palabras ahora tuvieran el poder de sellar algo más profundo entre ellos.
La respuesta de Haël fue un susurro, casi inaudible entre el bullicio distante del hospital, pero tan clara como una declaración que había estado guardando durante años.
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NIX.
Teen FictionKatherine siempre había sido el alma de la fiesta, una joven llena de sueños y risas. Pero cuando un extraño, Haël, comienza a seguirla en secreto, su vida da un giro inesperado. Aunque no se conocen, la intensidad de la obsesión de Haël por ella se...