Katherine se quedó inmóvil en mitad del pasillo, sosteniendo la llave de la habitación entre sus dedos, pero sin dar un paso más. Algo en su interior la mantenía en ese lugar, y aunque su mente estaba revuelta por lo que había pasado con Jake, ahora el silencio entre ella y Haël parecía más sofocante.
Haël, que ya había dado unos pasos hacia su propia habitación, se detuvo al notar que ella no lo seguía. Giró sobre sus talones y la observó con el ceño fruncido, claramente irritado por su falta de movimiento.
-¿Qué te pasa? -preguntó, su tono seco pero no agresivo, como si no tuviera la paciencia para juegos en ese momento.
Katherine lo miró directamente a los ojos, sin apartar la vista. Había muchas cosas que quería decir, muchas preguntas que rondaban su mente, pero lo único que salió fue una simple pregunta, cargada de algo más profundo que ni siquiera ella había anticipado.
-¿No vamos a compartir habitación?
La pregunta colgó en el aire, y Haël se quedó en silencio por un momento, observándola como si intentara descifrar lo que realmente quería. Finalmente, su expresión se endureció un poco, y una sonrisa ladeada, fría, apareció en sus labios.
-No -respondió con calma, cruzándose de brazos mientras la miraba-Sigo enfadado contigo, Katherine.
Katherine frunció el ceño, confundida por el repentino rechazo.
-¿De verdad? ¿Sigues con eso?
Haël soltó una risa baja, casi burlona.
-Este será tu "castigo" -dijo, enfatizando la palabra como si fuera un juego que solo él entendía-Vas a dormir sola esta noche, y yo estaré en otra habitación. Tómalo como una advertencia.
Katherine lo miró, incrédula. ¿Era eso lo que él pensaba que la haría sufrir? Sabía que su relación con Haël siempre había sido compleja, una constante lucha de poder y deseo. Pero ahora, después de todo lo que había pasado, después de la revelación de Jake, este "castigo" de Haël parecía ridículo. Sin embargo, sabía que no había nada que pudiera decir para que él cambiara de opinión, no cuando ya había tomado una decisión.
-Bien -respondió finalmente, tratando de mantener la calma-Haz lo que quieras, Haël.
Se dio la vuelta con la llave en la mano, caminando hacia su habitación sin mirar atrás.
Katherine cerró la puerta detrás de ella y se apoyó un momento contra ella, sintiendo la frescura del ambiente del motel contrastar con el calor que había estado acumulándose en su pecho. Dejó caer las llaves sobre la mesita y se encaminó directamente al baño. Necesitaba una ducha, no solo para refrescarse, sino para intentar aclarar su mente.
El agua caliente corrió sobre su piel, relajando sus músculos tensos. Mientras cerraba los ojos, los recuerdos de las últimas horas la inundaron. Jake, su confesión, la revelación de que era su hermano... Y luego Haël, con su forma fría de castigarla, apartándola. Todo parecía desenmarañarse en su cabeza, un torbellino de emociones que apenas podía procesar.
Salió de la ducha envuelta en vapor, tomando una toalla para secarse el cuerpo. Al salir, notó algo que no había visto antes: una maleta, colocada cuidadosamente sobre la cama. Frunció el ceño, acercándose con curiosidad. Abrió la cremallera con cautela y se encontró con varios conjuntos de ropa, ropa cara, de diseño, que no era lo que ella solía usar. Entre las prendas había vestidos, blusas finas y varios pijamas. Su mirada se posó en uno en particular, un pijama de seda, lujoso y exageradamente sexy para su gusto, pero que, de alguna manera, parecía encajar con la situación en la que estaba atrapada.
Suspirando, decidió ponérselo. La tela suave se deslizó sobre su piel como una caricia, y aunque el conjunto no era algo que ella hubiese escogido, no podía negar que se sentía poderosa llevándolo.
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NIX.
Teen FictionKatherine siempre había sido el alma de la fiesta, una joven llena de sueños y risas. Pero cuando un extraño, Haël, comienza a seguirla en secreto, su vida da un giro inesperado. Aunque no se conocen, la intensidad de la obsesión de Haël por ella se...