Katherine parpadeó, atónita, como si las palabras de Jake no pudieran encajar en su cabeza. No era lo que esperaba escuchar. No era lo que había pensado todo ese tiempo. Por un momento, la habitación pareció girar, y la imagen de la foto, la imagen de su madre con él, lo dejó sin aliento.
-¿Qué...? -murmuró, incapaz de procesar completamente lo que acababa de decir-¿Qué estás diciendo?
Jake cerró los ojos un segundo, como si al decirlo, una gran carga se hubiera soltado de su espalda. Luego, con voz más tranquila, más profunda, continuó.
-Mi madre me dejó. Me dejó como a un perro callejero. Pero tú... tú no. Tú has estado aquí para mí, siempre, aunque no lo supieras. Yo siempre te he cuidado, aunque no lo supieras. Y aunque no lo creas, ese día... ese día no fue solo para salvarte a ti. Fue porque no podía dejar que te pasara nada. Porque, aunque no lo supieras... eres mi hermana, Katherine.
Las palabras de Jake resonaban en la habitación, llenándola de un silencio pesado. Katherine se quedó inmóvil, mirando la foto en sus manos, las palabras de Jake repitiéndose en su cabeza. ¿Su hermana? ¿Habían sido hermanos todo el tiempo?
La confusión y el dolor chocaron en su pecho, y por un momento, las lágrimas amenazaron con caer, pero se contuvo. No sabía qué hacer con esa información. Las piezas se habían movido, y lo que había sido una lucha constante por comprender a Jake, por entender su dolor, ahora tomaba un giro aún más complicado.
-¿Qué significa esto para nosotros? -preguntó, casi en un susurro.
Jake la miró, sus ojos revelando una vulnerabilidad que rara vez había mostrado. Y por un momento, pareció estar a punto de decir algo más, pero en lugar de eso, simplemente le ofreció una pequeña sonrisa.
-Significa que siempre estaré aquí para ti. Y que no importa lo que pase, siempre seremos familia.
Katherine miró la foto nuevamente, sintiendo que el peso de esas palabras, de esa revelación, la envolvía. No sabía qué hacer con todo eso, pero sabía que, de alguna manera, las piezas de su vida y la de Jake finalmente habían encajado.
-¿Y si sabias que somos hermanos por qué accediste a dañarme?
Jake se tensó.
-Ya te lo he dicho, te odiaba, porque tú eres todo lo que yo no pude ser.
Katherine se quedó quieta, observando cómo las palabras de Jake seguían colgando en el aire como una sombra persistente. Sentía una mezcla de emociones abrumadoras, y aunque el dolor seguía siendo predominante, ahora se veía empañado por una rabia contenida, una tristeza que había estado acumulándose durante años y que finalmente tenía un rostro.
-¿Me odiaste? -su voz era baja, casi quebrada, mientras trataba de entender lo que él acababa de decir. -¿Y por eso decidiste...?
Jake apretó los labios, su cuerpo aún tenso, como si se preparara para defenderse de lo que sabía que venía. Su mirada, sin embargo, no evitaba la de Katherine. Sabía que había llegado el momento de decirle la verdad completa, de liberar la carga que llevaba dentro, aunque eso pudiera destruir cualquier posibilidad de redención entre ellos.
-Sí -respondió, con una franqueza brutal que la hizo estremecer. -Te odié durante mucho tiempo, Katherine. Te odiaba porque tenías algo que yo no. Porque mientras yo era el hijo abandonado, tú tenías a nuestra madre. Tú eras la niña que fue amada, la que no tuvo que huir, la que no fue dejada atrás.
Katherine respiró hondo, sus manos temblando al sostener la foto, los recuerdos comenzando a entrelazarse con esta nueva realidad que Jake acababa de desvelar.
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NIX.
Подростковая литератураKatherine siempre había sido el alma de la fiesta, una joven llena de sueños y risas. Pero cuando un extraño, Haël, comienza a seguirla en secreto, su vida da un giro inesperado. Aunque no se conocen, la intensidad de la obsesión de Haël por ella se...