Capítulo 92.

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La luz del sol comenzaba a filtrarse a través de las cortinas, creando un suave juego de sombras en la habitación. Katherine se despertó lentamente, la sensación del anillo en su dedo resonando en su mente. La noche anterior había sido un torbellino de emociones, y el recuerdo de la propuesta de Haël la abrazaba como una cálida manta, pero también como un peso insoportable.

Se giró para mirarlo. Haël aún dormía, su rostro relajado, una expresión de paz que parecía tan ajena a la violencia que había vivido. Su respiración era lenta y profunda, y al observarlo, Katherine sintió un torbellino de amor y preocupación en su pecho. Aunque había logrado sacarlo de las garras de Carlos, sabía que el peligro aún acechaba.

Con un suspiro silencioso, Katherine se levantó de la cama y se dirigió hacia el baño. El agua tibia la despertó por completo mientras se lavaba la cara, intentando aclarar la confusión que la consumía. Las palabras de Carlos aún resonaban en su mente, y no podía evitar preguntarse qué haría si él volvía a aparecer. Esa amenaza no solo la asustaba a ella, sino que ponía en peligro todo lo que había construido con Haël.

Mientras se miraba en el espejo, Katherine se dio cuenta de que no podía vivir en la incertidumbre. Necesitaba tomar una decisión, pero la lucha interna entre su amor por Haël y el miedo a lo que su padre pudiera hacer la mantenía atrapada en un laberinto. Se secó la cara con una toalla y respiró hondo, intentando calmarse.

Al salir del baño, vio a Haël despertarse, frotándose los ojos mientras se incorporaba. Su mirada se encontró con la de ella, y una sonrisa iluminó su rostro.

-Buenos días, amor -dijo con voz somnolienta-¿Cómo te sientes?

Katherine sintió un escalofrío recorrerle la espalda. No podía mentirle.

-Me siento... bien -respondió, forzando una sonrisa- ¿Y tú?

-Un poco mejor, gracias a ti -contestó Haël, estirándose antes de mirar su mano-Me gusta verte con el anillo.

La calidez en su voz hizo que el corazón de Katherine se encogiera.

-Es bonito, ¿verdad? -dijo, tocándose el anillo con suavidad, como si pudiera absorber el significado de cada centella que reflejaba.

-Es perfecto -replicó Haël, su mirada llena de adoración-Y, aunque no tengo idea de cuándo podré hacerlo, estoy deseando celebrar con un verdadero compromiso.

Katherine sintió que la angustia aumentaba en su pecho. Tenía que ser honesta, pero ¿cómo podría arruinar ese momento tan hermoso? Aún luchando con su decisión, le sonrió de nuevo, tratando de esconder su tormento interno.

-Primero debemos asegurarnos de que estés completamente recuperado -dijo, cambiando de tema-¿Qué tal si vamos a por un poco de desayuno?

-Suena perfecto -respondió Haël, levantándose de la cama.

Katherine rió, un sonido sincero que ayudó a disipar algo del miedo que la abrumaba. Mientras se dirigían a la cocina, sabía que su lucha apenas comenzaba. El amor que sentía por Haël la llenaba de esperanza, pero la sombra de Carlos seguía amenazando con consumir todo lo que había construido. Tendría que enfrentarse a esa oscuridad pronto, porque no podía permitir que su relación se convirtiera en una simple ilusión.

Con el corazón dividido y la mente en una encrucijada, Katherine se preparó para el día, sin saber que el verdadero desafío aún estaba por llegar.

Mientras Haël se duchaba, el teléfono de Katherine comenzó a sonar, rompiendo el suave murmullo del agua y el aroma de pancakes recién cocinados que llenaban la cocina. Miró la pantalla y vio un número desconocido. Su corazón se detuvo un instante. A pesar de la sensación de inquietud que la invadía, su mano se movió instintivamente hacia el teléfono.

NIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora