II.
—Ceviche y paella—sacó la lengua con repugnancia—. Odio la comida de mar: camarones, pulpo y esas porquerías saladas. En mi boca saben a arena provocando náuseas.
—Pero son muy ricos—Ronny se mordió el labio inferior. No pronunciaba correctamente las erres—. No sabes lo que te pierdes... Dicen son afrodisíacos potentes.
El aspecto del muchacho cambió significativamente tras un prolongado afeitado y acicalamiento: el rostro acentuado de barbilla dura relucía azulada y el cabello engominado le brindó un aspecto de lozana sobriedad. Aunque la semejanza con un neandertal era irrefutable, y sus casi dos metros de altura resultaron intimidantes. La indumentaria oscura de la organización parecía un impermeable de cuero negro con pliegues y cierres idénticos al tópico de su gabardina... Las botas y los guantes de gamuza los distinguían con majestuosidad entre los puristas de aquella congregación católica.
La Capilla de San Pantaleón conformaba un vestíbulo renacentista color gris piedra que armonizaba con el claroscuro de los crisoles en los anchos ventanales... Sobre las hileras de butacas barnizadas se bamboleaba una esfera plomiza bajo una claraboya cristalina embebida por los colores del mediodía, esparciendo una disonante reflexión solar en el atrio abovedado.
Después de la misa dominical presidida por el presbítero de esa circunscripción, el público provinciano fue despidiéndose y marchándose de la capilla con gesto solemne. La reliquia del santo misionero reposaba en una vitrina cromada con forma de urna, adornada con flores eternas y guirnaldas con peticiones escritas. La tradición aseveraba que todas las noches el Santo se levanta de su altar para atender a los enfermos de San Antonio de los Altos.
Ambos esperaban ansiosos, como dos figuras tenebrosas que despertaban polémica. El walkie-talkie de Jonathan interrumpió el silencio enervante con una advertencia ruidosa de Rebeca, hablando endiablada, sobre una procesión lóbrega que enfiló por la calle principal del pueblito autónomo. Los drones espiando desde el cielo eran sus ojos y oídos, y un helicóptero escondido en las montañas los esperaba...
Ronny también recibía órdenes desde un pequeño radio con micrófono conectado a su pecho. El muchacho era custodiado por un dispositivo de rastreo ceñido a su pie derecho que detonaría una descarga eléctrica en caso de infracción. Jonathan iba suficientemente armado para neutralizar al Ladrón de Mérida, en caso de que hiciera acto de presencia para robar la reliquia milagrosa: en el cinturón llevaba el Scramble-G, un aparato que emitía un sonido de baja frecuencia capaz de causar aturdimiento; una diminuta pistola de balas de goma no letales, que cabía en un puño; una Máquina Táser de Contacto con forma de cilindro, que funcionaba como un Bastón Retráctil, cuya capacidad de descarga era de un millón de voltios; y un Sistema Táser XREP, oculto en forma de brazaletes futuristas cargados con cartuchos paralizantes. En el cinturón, bajo la gabardina de numerosos bolsillos repletos de fetiches mágicos, siempre llevaba consigo un crucifijo de ébano... junto con un frasco de gas pimienta, esferas de gas vomitivo y una pequeña cápsula lacrimógena. Por si acaso, Rebeca le cedió la Dazzler... escondida en su bota como un estrecho anillo de dos dedos.
Ronny iba únicamente armado con un Bastón Extensible, hecho de acero de alta resistencia, oculto en una funda. Se lo veía nervioso: mirando a los lados y fijando sus ojos líquidos en la escultura de yeso del santo... esperando su despertar automatizado para corresponder las súplicas milagrosas.
—¿Por qué crees que el Ladrón de Mérida vendrá por San Pantaleón?
Ronny se encogió de hombros.
—Era el siguiente objetivo en mi itinerario. Los poderes curativos de esta reliquia fueron comprobados por miles de turistas... y el Ladrón se siente atraído por esta particularidad de reliquias—miró sus zapatos—. Es la más cercana a su radio de acción, desde su último robo...
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Sol de Medianoche
Novela Juvenil«En Montenegro hierve un caldero de oscuridad, es un pueblo gobernado por la superstición y la incertidumbre... Se situa al pie de una montaña embrujada, y por el corren ríos de magia, de historias, de bestias salvajes que se esconden entre los homb...