III.
La procesión de satén rojo, turbantes de terciopelo y collares suntuosos conformó una larga hilera de negroides de labios carnosos y ojos brillantes. El Culto de Shango provenía de las ciudades modernizadas de Nigeria y África... representados por voceros que profesaban la religión en el país venezolano. Por intervención del Convenio de Salem, la Alcaldesa Virginia delegó a Samuel Wesen como guía para aquellos brujos extranjeros de lenguas chasqueantes y ojos saltones.
Shango era el Gobernante de su culto dedicado a la religión yoruba, Dios del Rayo y la Tormenta. Las imágenes representaban a un hombre atractivo de pelo y ojos rojos, y dientes blancos que evocaban una pasión desatada. Sus adeptos eran amables y risueños, espíritus fiesteros: manifestaciones de la música, el baile y la alegría. Era otro de los cientos de cultos afiliados al Convenio de Salem en América: el consorcio más grande de grupos organizados dedicados al estudio de los Misterios Mayores y las tradiciones antiguas.
Alejandra Lozada era oriunda de Montenegro, y regresó a su país por mandato de Don Nicanor Ochoa, líder del Culto del Shango en Venezuela: un anciano de rancio abolengo y rostro moreno, que se decía era la reencarnación del Dios de la Lluvia... a quien se atribuían milagros sanadores e invocaciones de aguaceros durante sequías. Nicanor era famoso en la región andina, y recorría los estados propaganda la religión Yoruba y enseñando los Misterios de los Orishas.
Las costumbres del Culto de Shango eran extravagantes. Para principiar su iniciación a la secta debían abdicar su Evolución Espiritual a un Orisha, un patrono invisible que regiría sus destinos: generalmente elegían una deidad de la religión Yoruba como Shango, María Lionza; o alguna deidad famosa... el León de la Tribu de Juda, alguna Virgen venerada en su región natal o el mismísimo Elohim Yahve. Dedicándose a una vida de humildad, según las normas más antiguas del zoroastrismo... buscando elevar sus espíritus mediante la sabiduría y el progreso individual.
Alejandra era una morena delgaducha de rostro ojeroso y estricto, hablaba la lengua de los extranjeros, acostumbrada a sus modos excéntricos. Para ser religiosos y humildes, se gastaban remuneradas bromas entre ellos y asignaban apodos groseros como insignias. Alejandra tradujo los nombres complicados para Samuel, presentando a sendos negros de brazos musculosos y rostros simiescos, nombrados Culo Hondo y Culebra Sólida por los más jóvenes. Mojón de Goma hablaba su idioma, y era un viejo esquelético con el cráneo cubierto de una pelambrera recortada de chicharrones grises, usaba un traje de satén amarillo al estilo de los monjes budistas, y compartía rasgos asiáticos en su rostro tiznado. Perra de Agua era una joven de espesa cabellera azabache: una Venus esbelta de proporciones femeninas hermosamente talladas en una escultura de carbón tan negro como el cielo nocturno; sus ojos ambarinos eran infinitamente bellos, y era unos dedos más alta que Samuel.
Burro Hediondo era más bien un mestizo de madre africana y padre venezolano, se crió con el culto y era un bocazas sin remedio de túnica naranja con turbante del mismo color y ostentosos collares y brazaletes de plata. A pesar de su mote, siempre iba perfumado y con el rostro de cutis lozano pulcramente empolvado. Toda aquella procesión de mulatos ataviados de satén y parafernalia extravagante subía la montaña entonando canciones africanas y riendo a grandes voces con sus espléndidos dientes blancos.
Sam vestía una esclavina roja con símbolos alusivos a Shango, sobre una sudadera gris de mangas cortas. Llevaba ajustados pantalones vaqueros y zapatillas de tela negra y suela blanca. Iba bien peinado con el cabello engominado y perfumado. Alejandra traducía los discursos modestos y palabras de agradecimiento cada vez que lo alababan. El rosario en su cuello era venerado por los nigerianos, que le pedían la bendición que el Padre Boris le enseñó con vehemencia. Al parecer le habían puesto un apodo grosero, porque los más jóvenes lo rodearon para tocarle el pelo rojo y Perra de Agua le preguntó algo en su idioma mientras repetían la misma sucesión de palabras entre risas y aplausos.
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Sol de Medianoche
Teen Fiction«En Montenegro hierve un caldero de oscuridad, es un pueblo gobernado por la superstición y la incertidumbre... Se situa al pie de una montaña embrujada, y por el corren ríos de magia, de historias, de bestias salvajes que se esconden entre los homb...