Capítulo 11

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—Pa

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—Pa...rece, que, uff, el coach —Bao tomo una gran boca de aire antes de continuar hablando— en verdad parece estar de malas.

—¿Qué hiciste? —Dylan Davis se tumbó en el suelo, se estiro sobre el césped y por fin se dio la vuelta para dejar a relucir su sucio sudoroso rostro.

—¿Porque creen que fui yo?

—Te odia —respondieron  al unísono.

—Sí, pero no crean que toda su gira torna en torno a mí.

—¿Que maldita sea hiciste Coxx?—me recrimino Joaquín mientras pasaba a mi lado.

—Bien hecho Coxx —el notable sarcasmo de Duncan se hizo presente mientras pasaba a mi izquierda, gire para enfrentarlo pero el murmullo de quejas y pequeños golpes de los demás compañeros me hizo callar.

—¿Porque todo el mundo piensa que es mi culpa?

—¡Coxx a mi oficina! —grito el coach y todos giraron a verme con fastidio y cansancio.

—Aún no he hecho nada —dije antes que Bao, Dylan o cualquier otra persona dijese algo al respecto.

—Reza el padre nuestro Corey —aconsejo Dylan mientras me alejaba para ir detrás del coach.

Sabía que ante este tipo de situaciones, lo mejor era guardar silencio y solamente responder a las preguntas que me hicieran, ni siquiera debía respirar con fuerza si no quería seguir provocando aquella llama del coach. Entre a la oficina después de él, mi vista se fijó con atención ante aquellos rizos achocolatados, giro a verme y su mirada con esos colores avellanada me examino, volvió a girarse y yo por fin cerré la puerta detrás de mí.

—Pensé acerca de un programa especial para el proyecto.

—¿Que? —pregunte confuso ante el comentario de Itzel, ella soltó un bufido y volvió a verme.

—Tu querida amiga Gigi, no quiere que este cerca de ti, se lo muy perra que puede llegar a ser y eso me afecta, no quiero ninguna calificación diferente en mi perfecto record de diez—se giró nuevamente y observo una hojas.

—Y me atreveré a preguntar pero, ¿por qué en la oficina del coach?

—Por qué nadie en su sano juicio entraría a la oficina del coach del equipo de fútbol sin su permiso, ¿alguna otra duda Coxx?

—Ninguna —mencione mientras me acercaba para observar lo que ella leía —. Tu idea es buena, pero creo que es muy sencilla, que tal si la hacemos un poco más grande y usamos menos detalles, creo que deberíamos ser más específicos —tome un lápiz y comencé a escribir.

—Coxx.

—¿Que sucede? —baje la mirada, tenía todo mi peso recargado en su espalda, de inmediato gire a ver al coach y podría jugar que en su mirada veía el mis miso infierno arder, de inmediato deje el lápiz en su lugar y tome distancia de Itzel.

—Perdona.

—Apestas a sudor Coxx —vi como Itzel tapaba su nariz con cierto asco —. ¿Qué demonios les hiciste hacer? —pregunto mientras miraba al coach —toma una ducha y vuelve, porque enserio apestas Coxx.

—Aun con la ducha no dejara de apestar.

Itzel miro al coach pero yo tan solo reí mas por obligación que por cualquier otra cosa, salí de la oficina del coach y me apresure para ir a los vestidores, sentí como todas las miradas viajaron hacia a mí en cuanto cruce la puerta de los vestidores. Sin esperar a que Bao o Dylan dijese algo, tome una ducha rápida.

—No parece que hayas salido de la oficina del coach, ¿qué sucedió? —Bao me examino de pies a cabeza, guardo silencio en espera a que dijese algo pero en mi mente solamente estaba el recordatorio que había dejar sola a Itzel Coleman en la oficina del coach.

—En realidad tengo prisa, al parecer apestaba y necesitaba una ducha urgentemente.

—Si Corey sigue así, romperá el record mundial. Bien hecho Coxx, ducha, ducha por sobrevivir —me alentó Dylan mientras me miraba, tome mi tenis y salí corriendo de los vestidores.
Durante el recorrido por el pasillo trate de ponerme el tenis pero solo logre ponerme uno.

—Ya volví —dije mientras abría la puerta, termine de ponerme el tenis restante y levante mi vista para observar al coach recargado en su silla, me preguntaba que hacia él aquí pero aun así no me atreví a preguntar nada, más bien nadie se atrevía a preguntar nada en voz alta cuestionando el comportamiento del coach.

—Estaré aquí hasta que terminen su tonto proyecto, ¿algún problema, Coxx? —pregunto el entrenador y yo lo observe algo aterrado, era como si él hubiese leído mi mente.

—Por supuesto que no coach, es su oficina, tiene todo el derecho de estar aquí.

El soltó un gruñido antes de tomar una revista de deportes, yo gire a Itzel quien tenía su frente ligeramente fruncida, miro el reloj que se encontraba en su muñeca izquierda y volvió a mirarme.

—Al menos te hubieras tomado el tiempo para secarte el cabello —menciono antes de volver su mirada hacia los documentos.

—Estaré bien, no es nada... Ahora en cuanto el proyecto —tome el lápiz y volví a retoñar el diseño del programa escolar—estuve observando el material el fin de semana, hice una cotización y un cálculo de lo que nos tomaría hacerlo, preste atención al profesor Murray y es del tipo de profesores que prefieren la práctica que lo teórico. Creo que lo mejor sería que...

Guarde silencio al notar que tenía la mirada de Itzel y del coach muy fija en mí. Mientras que ella me miraba con cierta curiosidad y sorpresa, el coach me observa incrédulo.

—¿Sucede algo?

—De alguna forma me alegra saber que por lo menos tu si tienes cerebro —miro el dibujo y ladeo una pequeña sonrisa — y un talento artístico.

—¿Gracias?

—Por favor, continua —aquello fue más una orden que una petición pero aun así no preste demasiada atención.

Después de una breve pero al mismo tiempo larga sesión de estudio y irisación acerca del proyecto, fui el primero en salir de la oficina del coach, camine por el pasillo pero me detuve un momento para observar la puesta del sol desde la ventana, un momento de nostalgia me invadió. Sonreí al recordar esos momentos en casa, los primeros días en Londres habían sido uno de los difíciles de mi infancia, no conocía a nadie, no tenía amigos, no conocía la ciudad, me sentía solo en un lugar desconocido, pero el cómo mi madre se tomaba su tiempo para sentarse conmigo y conversar mientras veíamos la puesta del sol me tranquilizaba, "mañana será un día mejor", era algo que decía como consuelo en cada puesta de sol, pero a pesar de ser simples palabras de consuelo, para mí todo realmente resultaba ser mejor a la mañana siguiente.
Gire mi mirada y observe aquellos rizos achocolatados caminar por el pasillo, debía admitir que era silencioso y algo invisible cuando se lo proponía, nadie parecía prestar atención a la existencia de Itzel Coleman, ella solamente era una estudiante más entre el montón y eso me hizo sentir envidia. Di un paso para continuar por mi camino, pero el ver como una mirada la viajo por el camino que ella cruzo y el como la seguía observando mientras ella se alejaba me alerto, seguí mi camino sin perder de vista a ese chico rubio quien miraba con una media sonrisa a Itzel Coleman, una vez que él despegó la vista de ella, pude sentir como una corriente de hostilidad nos invadió a ambos cuando nuestras miradas se cruzaron... Creo que por primera vez las cosas no irían mejor al día siguiente.

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