02. You're so cold.

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Finn:

¡Estaba harto!

Me cansa y estresa tanto estudiar y no lograr comprender las cosas rápido.

Prefería estar haciendo ciertos de cosas menos estar sentado frente a un escritorio con cientos de hojas a mi alrededor de cosas que no lograba memorizar.

Y para terminar, tenía hambre.

Bueno, siempre tengo hambre.

Buscaba la más mínima excusa para salir de mi habitación, pero mamá siempre encontraba la manera de hacerme volver a ese escritorio.

Con dieciséis años le sigo temiendo a los castigos de mi madre. Esa mujer si que asustaba cuando se lo proponía.

—Hey, idiota —alce la vista hasta encontrarme con Nick—. La cena está lista. Mamá dice que dejes de quemar tu diminuto cerebro y bajes.

—¿Ella dijo eso? —fruncí el ceño mientras dejaba mi lápiz.

—No, pero sería divertido si lo hiciera —lamió sus labios y se sentó en mi cama—. ¿Cómo vas con estudiar? —se burló sabiendo a la perfección que no entendía las cosas.

Rodé los ojos y le lance mi libro.

—Tú eres igual de bobo que yo —sonreí al ver su expresión ofendida—. ¿Por qué haces tanto ruido desde tu habitación? Escuchó todo tu ruido molesto.

—No soy yo —bufó—. Es la chica esa, se me acaba de olvidar su nombre.

—¿Qué? —fruncí el ceño—. ¿Qué chica? ¿Tu novia imaginaria? —reí.

—No, idiota. La hija del amigo de mis papás, del empresario ese de Seattle —fruncí el ceño—. Al señor ese que cuando eras pequeño decías que te daba miedo, Scott.

—¡Ah! Creo que lo recuerdo me daba miedo porque era muy alto, ¿Tiene una hija? —Nick golpeó su frente y fruncí el ceño—. ¿Qué?

—Es la niña que literalmente mamá se estaba muriendo por cuidar, ya sabes, por la que hizo un desastre en la habitación frente a la tuya. Creo que mamá una vez nos dijo que cuando acababa de nacer la cuido o algo así, no lo recuerdo.

—Ah, supongo que mamá estará feliz de tenerla aquí o lo que sea, siempre le ha gustado cuidar niños —me alce de hombros—. ¿Tiene como cinco o qué?

Nick comenzó a reír y fruncí el ceño, ¿Qué era lo gracioso?

—¡Es como de tu edad! —bufó—. Es bastante peculiar.

—Supongo que otra niña mimada y creída —me alce de hombros.

—No sé, da esa impresión pero algo me dice que no lo es —se levantó de mi cama—. Por alguna razón siento que es algo... no sé.

—Ya verás que lo es, largo de mi habitación —caminé hasta la puerta y detrás de mi sentí los pasos de Nick.

Salí y caminé para bajar por las escaleras.

—... mamá hizo la cena, ¿crees que podrías bajar? —escuché a Nick decir a mis espaldas.

Supuse que le decía a ella y seguí caminando.

—¿Ya está la comida? —sonreí viendo a mamá.

—Sí, pero vete a sentar ahora voy —asentí y caminé al comedor.

Me di cuenta de la presencia de la chica. ¿Y cómo no? Se había sentado en mi lugar.

Me le quedé mirando unos segundos.

Waves -Finn Wolfhard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora