Waves -Finn Wolfhard-

56. Happy birthday sweet sixteen.

Narrador:

—¡Buenos días, Alex! —exclamó Nick viéndola bajar de las escaleras con una gran sonrisa en su rostro.

Alex miró a sus alrededores con una mueca confundida, esto no era lo que esperaba.

—¿Qué tanto ves? —le miró con gracia—. Llevas viviendo aquí mucho tiempo como para que no reconozcas la casa, estúpida.

—¿Y los demás? —frunció el ceño.

—¡Oh! ¡Cierto! Nadie te lo comentó.

—¿Qué?

—Finn se fue con su amante.

—Estoy hablando en serio, ¿Dónde está mi Mary? —cruzó sus brazos acercándose.

—Vuelven mañana, fueron a hacer unas cosas todo el día —sonrió—. ¿Me haces de desayunar?

—¿¡Qué!? —exclamó—. ¿¡Me dejaron contigo!? ¿¡Hoy!? ¿¡Sola!?

—Eh... efectivamente —sonrió—. Ya te han dejado conmigo antes, ¿Por qué lloriqueas?

—¿No sabes qué día es hoy?

—Para ser honesto desde que lo voy a la escuela no tengo ni la más mínima idea de en qué día vivo —alzó los hombros despreocupado.

—¿Me abandonaron justo hoy? ¿En serio?

—No es un día importante. Da igual, mejor hazme de desayunar porque yo quemo la casa.

Alex miró con una mueca cansada al chico frente a ella.

—¡Es mi maldito cumpleaños!

Nick fingió sorpresa llevando sus manos a su boca.

—Oh... lo siento, lo olvidé. Pero... ¡Feliz cumpleaños! —la abrazó—. No pasa nada —acarició su cabello—. De todas maneras ni te gusta tu cumpleaños, ¿Verdad?

—Ajá —sonrió forzadamente apartándose—. Lo bueno que no me gusta mi cumpleaños, gracias —comentó sentándose en la mesa mientras miraba mensajes de su celular esperando encontrarse con específicamente dos mensajes, uno de su padre y el otro de Finn.

Y no había absolutamente ninguno de los dos.

Entró a contactos y llena de un impulso de curiosidad le marcó al pelinegro esperando a que le atendiera.

—¿A quién le llamas? —cuestionó burlonamente Nick—. ¿A tu amorcito?

—Tú cierra la boca, ex mejor amigo —rodó los ojos.

—¡Buenos días, Alexandra! —dijo entusiasmado el chico al responder.

Alex permaneció callada esperando a que le dijera algo más, pero este no agregó ningún otro comentario.

—Hola —respondió finalmente.

—¿Qué necesitas, Alexandra? ¿Pasó algo, Alexandra? —permaneció callada mientras su rostro levemente se fruncía dando una expresión algo molesta—. ¿Hola? ¿Alexandra?