Waves -Finn Wolfhard-

11. I got you.

Finn:

—Hey, hey, hey, hey, ¡Hazme caso por favor! —grité frente la pelirroja, la cual sólo me ignoraba mientras miraba la pantalla de su celular.

Sacudí sus hombros, y continuó ignorándome.

—Ya déjala en paz —ordenó mamá.

—Es que mírala, desde ayer no me habla —hice un puchero—. ¡Oh maravillosa, increíble y para nada malhumorada Kendall hermosa Alexandra Evans, por favor sé tan amable de hablar conmigo! —no recibí ninguna respuesta, sólo la burla de mi madre—. ¡Insúltame, golpéame, maltrátame pero por favor nota mi existencia!

—Aunque me gusta verte humillándote, cállate —respondió sin dejar de mirar su celular.

—¡Vaya, has dicho una oración! ¡Di otra y tendremos una conversación! —me acerqué a ella.

—¿Se puede saber por qué está enojada contigo?

—Digamos que quizá y tal vez, sólo tal vez le pasé su número a Caleb —sonreí con inocencia.

—¿Y qué tiene de malo eso?

—Es su ex y no quiere que le hable, pero a mí se me olvidó que son ex y le di su número —alce los hombros.

Pensándolo bien lo hice apropósito. Pero fue con inocencia, solo quería que se molestará un poco, no que me mandará a China.

—Te dije que quería mantenerlo lo más lejos de mí y lo primero que haces es ir y darle mi número y ahora no deja de mandarme mensajes con memes tontos que no dan risa y preguntándome si quiero ir por café, ¡y sabe que odio el café! —me miró mal.

—¡Hey, ya me hablas! —reí.

—No me causa risa, idiota —rodó los ojos y apagó su celular.

—Si no quieres que te hable, ¿Por qué no lo bloqueas y ya? —mamá alzó una ceja mirándola e hice lo mismo.

—Porque... porque... porque... —buscaba algo que decir, pero sabía que no lo bloqueaba sólo porque en el fondo aún siente algo por él, o eso creo yo.

—Porque aún no supera a su ex —reí.

—Tú ni ex tienes —rodó los ojos la pelirroja.

—¿Quién dijo que no tengo ex?

—¿Tienes ex?

—Eso es parte de mi vida privada, respeta mi privacidad para que respeten la tuya.

—No tienes novia, ni ex, ni nada, deja de hacerte el interesante —dijo mamá y rodé los ojos al escuchar la burla de Alexandra.

—Bien, no tengo nada. Pero por lo menos así no tengo que superar a nadie, como otras que conozco —la miré burlesco y me miró mal girando como por milésima vez sus azules ojos, la miré victorioso.

—No me gusta Caleb.

—Si te gusta —la miré alzando mis cejas.

—No.

—Sí.

—No.

—No —dije cruzándome de brazos esperando cayera en mi juego.

—No.

—Rayos, no caíste en mi juego diabólico —reí.

—No soy tan idiota como tú, apuesto a que tú si caes en eso —carcajeó.

—Claro que no —rodé los ojos.

—Claro que no.

—Claro que sí —al escuchar su risa caí en cuenta—. Te detesto.