Finn:
—¿Por qué demonios no te quieres salir, bebé tonto? —me giré en mis talones para ver a la amargada de Kendy que no dejaba de apuntar su vientre con el ceño molesto—. Ya lárgate de mí. Por favor.
—¡Alexandra! —regañé dejando en la mesa su té—. Qué grosera eres con nuestro bebé.
—Cállate maldito. ¿No tenías un esperma que sí quisiera nacer? —rodó los ojos tomando de mala gana la taza.
A ver, yo ya sabía que era una gruñona y que con cualquier cosa se alteraba, pero no me casé con esa que es el triple de malhumorada.
—No son tantos días, un retraso lo tiene cualquiera.
—Tu hijo inútil lleva cuatro días de más en mí. Hace cuatro malditos días debió nacer, ¡Hace cuatro malditos días debió de haber llegado a mis brazos y dejar de estarme molestando la barriga! —exclamó viéndome molesta.
Siempre he dicho que Alex me parece muy atractiva cuando está molesta, porque me gusta las expresiones faciales que tiene, ¡Pero no me gusta así!
Me alcé de manos retrocediendo de la mesa, aprecio lo suficiente mi vida como para morir en manos de una embarazada y gruñona.
Siendo honestos, yo también estaría de malhumor. Aunque ella es la reina en ello, así que estoy rezando para que mi primogénito no herede el humor de su madre, porque si lo hace tendré que soportar dos gruñones, no puedo con tanto.
Se supone que su parto debió ser hace cuatro días, pero al parecer ese bebé no tenía ni el más mínimo deseo de nacer. Entonces, la obligaron a regresar a casa y esperar, ha intentando hacer métodos para apresurar las cosas lo más pronto posible, pero nada ha funcionado y entre más días pasaban más enojada estaba al respecto.
Y ni siquiera la quiero consolar, capaz me aborta a mí.
—¿Y si te duermes un ratito? —sonreí recargándome en la barra lo suficiente lejos de ella—. ¿No?
—Vete a dormir tú para que te calles.
—Qué educada, Ale —comentó mi padre entrando a la cocina.
Ah, sí, mis papás se estaban quedando en nuestra casa.
¿Por qué? Porque Kendall entró en su etapa de mamitis, con mi mamá claramente.
Entonces, como me casé con una berrinchuda y llorona, quiso que mi mamá se quedara con nosotros porque decía que ella era la única que la entendía y que cuidaba de ella.
Y eso no puedo negarlo. Mi mamá siempre había cuidado mucho de ella, para empezar porque siempre quiso tener una niña y Alex era lo más cercano que pudo tener a una hija. Y en segunda, porque cada vez que están juntas critican a sus esposos. Qué lindas las dos.
Fue tanto su momento de mamitis que me corrió de nuestra habitación para que mi mamá durmiera con ella, y agradezco eso. En el último mes todo lo que pasaba por mi cabeza era decirle "no me vayas a aplastar." Obviamente porque estaba enorme su vientre, y se me hacía muy raro verla así, mi mecanismo de defensa era burlarme, pero con ese humor lo más seguro es que me ahogara y quiero vivir para ver a mi hijo.
—Hola Eric —saludó sonriendo.
—Buenos días, niña.
—Ay por favor, eres el maldito demonio. No finjas ser amable —le apunté, pero cuando volteó tenía en su rostro aquella mirada intimidante que me aseguraba que nada de lo que dije le causaba gracia—. Qué bonita estás. ¿Ya te dije que te ves preciosa hoy? ¿Te puedo pedir matrimonio otra vez, amorcito?
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Waves -Finn Wolfhard-
Fanfiction❝ Me hiciste sentir como si el mundo fuera mío y ahora no importa lo que digas, sin ti el cielo está siempre gris. ❞ {TERMINADA}