Waves -Finn Wolfhard-

102. Say you won't let go.

Ahora sí viene lo chido xd.

Narrador:

[Años después...]

—¡Maldita sea! —exclamó Alexandra dando vueltas por todo el baño de la habitación—. No entres en pánico, todo está bien —sonrió viéndose en el espejo—. Parezco una loca.

Bufó tratando de ver su cuerpo intentando buscar cambios en él.

—No te preocupes, sigues siendo... una pendeja —cubrió su rostro con sus manos. Suspiró profundo intentando calmarse—. No puede ser nada grave. Seguro solo te cayó mal el desayuno.

Jaló con sus manos unos mechones de su cabello, volvió a morder sus uñas dando vueltas en el lugar.

—Claro, es la costumbre —asintió con su cabeza—. Finn siempre cocina, es solo eso. Vomitaste porque te cayó mal, estarás bien —cruzó sus brazos—. No es nada. Seguro es... ¿Estrés? ¿Se puede vomitar por estrés? —frunció el ceño.

Carraspeó su garganta y dio unas leves palmadas en sus mejillas.

—¡Repite conmigo! ¡Tienes estrés no un bebé! —paró de caminar—. Maldito Finn estúpido, ¡Es su culpa! él quería despedirse, hijo de perra.

Hizo una mueca y se tumbó en el piso con unas inmensas ganas de llorar, sus ojos comenzaban a cristalizarse y su garganta se sentí con un nudo impidiéndole el habla.

Finn había salido para grabar unas cosas hace tres semanas y media, ese no era el problema. El problema era que el día de su partida fue exactamente la última vez que mantuvieron relaciones.

Sus sospechabas habían comenzado la semana pasada, pues la comida le causaba ascos y había tenido algunos mareos a lo largo de la semana. Pero lo que más la hacía dudar era que su periodo estaba retrasado.

El mayor problema era aquel, pues siempre había sido regular y nunca se retrasaba más de dos o tres días máximo, pero, tres semanas no eran normales en ella.

—A ver estúpida de primera, concéntrate —jalo las mangas de su suéter jugando con ellas—. Debes pensar claro, el pánico no te ayudará. Y el llanto tampoco, ese es para después.

Limpió su rostro con sus manos y tomó su celular buscando el contacto de Charlie, pues era la primera y única persona que pasaba por su cabeza en esos momentos.

—¿Qué quieres estúpida? —la pelirroja miró indignada al teléfono, aunque ni siquiera podía ver a su padre. Se sentía indignada, pues malos tratos era lo que menos quería en esos momentos—. ¡Estoy peleándome con Cody! ¡Ya ni tú eras así de rebelde cuando te eduqué!

—Necesito que dejes cinco minutos de lado tu pelea y me ayudes, estúpida. ¡Necesito que me digas cómo...!

—Tu bebé tiene novia —Alex puso su mano en su pecho como si le hubiesen dicho la peor noticia en todo el mundo.

Jadeó intentando no llorar, pero le resultaría imposible con todo ese peso sobre ella. ¿Su bebé? ¿El niño que vio crecer de cinco años con novia?

Si ni siquiera puede soportar el dolor que le causa saber que tu hermanito tiene novia, ¿Cómo esperan que pueda soportar el dolor de tener un bebé y verlo crecer?

—¿¡Cómo demonios puede tener novia si es un bebé!? —exclamó alarmada—. ¡Me quiero morir!

—¿Cómo te atreves a decirme ésto, hermana? ¿De qué te quejas tú? —cuestionó Cody acercándose al celular—. Tú a mí edad, te ibas con Finn de viaje ¡Todas las vacaciones! Dormían juntos, vivían juntos, ¡Y eran novios! —alzó la voz—. ¡Antes de mi edad ya habías salido con más chicos, cállate! ¡Se supone que debes apoyarme!