| E x t r a 3 |

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Finn:

Abrí los ojos al sentir la luz del sol calarme, tallé mis ojos con las manos tratando de acoplarme a la luz. Me di la vuelta tocando el otro lado de la cama con mi brazo, sintiendo de nuevo la ausencia de mi Kendy.

Otro jodido día en que despertaba solo, sin tenerla a mi lado para abrazarla y besarla como siempre lo hacía para despertarla. No puedo creer que lleve más de una semana molesta. Sale casi todos los días, ni siquiera sé dónde está, cuándo volverá o si está acompañada, no me cuenta anda. Y cuando está en casa solo está con los chicos, con Max o encerrada en su oficina por horas. Parece que solo espera a que me duerma para entrar a la habitación.

Lo peor es que es tan jodidamente buena para ocultar las cosas que cuando estamos con los chicos ellos ni siquiera notan el cambio, debido a que cuando le preguntan que donde está solo les dice que está haciendo cosas del trabajo.

Pero para su desgracia, a mí no me puede engañar. Sé que está haciendo algo, de todo, excepto trabajar.

Debo admitir que es astuta. Sabe exactamente cómo darme un merecido sin necesidad de decir o hacer algo. Su silencio era suficiente para tenerme como idiota día y noche.

Me levanté de la cama e intenté hacer mi rutina normal para alcanzar a hablar con Kendall antes de que se vaya y me deje botado como últimamente lo hacía.

Aunque no soy el único castigado aquí. Después de haber delatado a sus padres como cómplices y principales culpables de mi ocultamiento, a ellos tampoco les responde las llamadas o mensajes. Lo sé porque Scott casi me fusila.

—Buenos días —miré a los chicos que desayunaban en la mesa conversando con Kendall.

—Hey —saludaron.

Kendall cambió por completo la expresión de su rostro al verme, de estar tan feliz platicando cambio a un estado callado y bajó la mirada a su celular mientras tomaba su café.

—¿Los llevas tú o yo, Kendy? —pregunté sentándome en la mesa junto ella.

—Prefieren ir caminando hoy —murmuró aún sin verme—. Por cierto, ya deberían irse —alzó la mirada apuntando a los chicos.

—A tur órdenes, madre hermosa, preciosa, la mujer más bella que ha pisado el planeta tierra —alardeó Joey tomando la mano de su madre y besándola con una sonrisa infantil.

—No sé qué reprobaste, pero no evitará tu castigo, mi amor —respondió burlonamente jalándola hasta ella para besar su mejilla—. Ten un maravilloso día, Joey.

—¿Joey? —frunció el ceño—. ¡Bebé Joey! —exclamó colgándose de ella.

Miré divertido a Lily que no dejaba de soltar gruñidos y unos cuantos bufidos contemplando la escena.

—¡Hey! ¡Por si lo olvidas tienes una hija! ¡La más bonita! —gritó apuntándose—. ¡Mamá!

—Tú también ven aquí, muñeca —sonrió extendiendo su brazo. Lily sonrió satisfecha y salió corriendo hasta ella para incorporarse al abrazo.

Sonreí observando las grandes sonrisas en los rostros de mi familia. Nadie tiene idea lo feliz que me hace ver la increíble familia que tengo.

Creí que no podría ser más feliz después de haberme casado con Kendall, pero cuando esos dos niños preciosos llegaron a mi vida me di cuenta que sí podía.

—Váyanse o me los quedo para siempre —murmuró Kendall soltándolos.

Los dos besaron la mejilla de Kendall y corrieron a mí para abrazarme y despedirse.

Waves -Finn Wolfhard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora