Waves -Finn Wolfhard-

09. Easier.

Alex:

—Bueno, después de que me golpeaste con mi propia botella de agua —habló rompiendo mi agradable silencio—. ¿Por qué tú y Caleb terminaron?

Rodé los ojos.

—¿Y a ti por qué te debería de importar eso? —lo miré alzando las cejas—. Mejor vete a grabar o algo.

—Porque no sé mucho de ti, y me gustaría conocerte —sonrió.

—Sigue queriendo, los sueños se hacen realidad.

—¿Qué sueño tienes? —me acercó hasta la silla en la que me encontraba.

—En morirme —sonreí cosa que él no hizo—. No es cierto, bromeó.

—Para mí que tu sueño es volver con tu ex —miró burlonamente.

—No, para mí que te gusta Caleb y te dan celos. No te preocupes, te puedes quedar con esa lombriz asquerosa.

—Claro esa lombriz que te gusta.

—¡No me gusta! —jalé un poco mi cabello—. ¿Por qué insistes en ello?

—Te lo preguntaré de nuevo —miró retador.

—¿Qué cosa?

—¿Te gusta aún? Porque lo miras y le sonríes con una cara de boba...

—No.

—¿Y por qué lo ves y le sonríes así?

—Ya cállate, Wolfhard.

—¡Ja! Te gusta Caleb —se burló.

Me senté en el sillón que había, observé el techo del lugar. Era mejor que verle la cara al tonto greñudo.

—No.

—Sí, ¿Por qué terminaron? —se sentó al lado de mí.

—Deja de insistir en preguntarme cosas de mi vida privada, greñas locas —lo miré unos segundos—. Y deja de mirarme.

—¿Eres la qué se besó con otro chico? —fruncí el ceño.

—¿Eso les dijo ese animal? —regresé mi vista.

—Pues si tú eres la novia de Seattle sí —se alzó de hombros—. Claro, ahora todo tiene sentido, infiel.

—¡Yo no fui la infiel! —golpeé mi rostro con mi mano.

Ese desgraciado si que tenía agallas para decir que fui yo la que lo engañó.

—Solo para que lo sepas, él fue el infiel.

—Uy, ¿Y con quién te engañó?

—Eso ya es más privado —se volteé.

—Nunca pensé que tú y él...

—Ya déjame en paz.

—Así que te gusta asaltar tumbas, ¿eh? —soltó una carcajada y lo miré seria.

—A él le gusta asaltar cunas y nadie le dice nada —rodé los ojos.

—¿Cuánto duraron? —preguntó curioso.

—¿Qué te importa?

—Si tú no me dices, estoy seguro de que Caleb sí que querrá —sonrió con malicia.

Sonó su celular y contestó alejándose de mí.

Así que Caleb les dijo que la infiel fui yo, ¡Qué desgraciado!

Sigo sin creerlo.

Y yo que creí que podría ser diferente.

¡Qué tonta!