25. Patience.

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Finn:

—¡Mamá! ¡Me quieren matar! —grité.

—¡Deja mi maleta, animal! —me gritó Kendall desde arriba cuando salí corriendo con su maleta no terminada en brazos—. ¡Aún no termino, deja! —gritó siguiéndome por toda la casa.

—¡Ya es hora de irnos, Kendy! —grité sin dejar de correr.

—¡Dejen de correr, acabo de limpiar el piso! —gritó mamá y me detuve, prefería evitar castigos.

—¡Eres un imbécil, bueno para nada! —me arrebató la maleta molesta y me golpeó la cabeza.

—¡Mamá, la niña con nombre de niño me pegó! —me quejé.

—Bien merecido te lo tienes, la llevas molestando desde que te despertaste —dijo papá desde la cocina.

—¡Me estoy quejando con mi mamá! —miré a papá retador.

—Ya dejen de ser tan molestos, me comienzo a cansar de sus peleas —se mostró cansada—. Desde que se la pasan juntos pelean el doble.

—Eso no es cierto, no nos la pasamos juntos —crucé mis brazos.

—Cierto —sonrió—. Tú eres quien se la pasa de chicle pegado a Alex —dijo mamá.

Miré indignado a mi progenitora. Qué clase de amor es ese.

—Pues el imbécil de su hijo entró a mi habitación sin permiso y me ha molestado todo el día. ¡Me pegó con la maleta y me la quitó!

—Ya tomé una decisión —dijo molesta, Kendall y yo nos miramos sin comprender lo que decía—. Kendall, no irás al festival con nosotros.

—¿Qué? ¿¡Cómo de que no!? ¡Soy tu obligación, debes cuidarme! ¿Recuerdas? ¡Quiero ir a ver a la banda que te dije! —chilló.

—Es suficiente, ya tomé la decisión —dijo firme y seguimos mirando extrañados.

—¿Por qué no irá? —pregunté.

—Porque sé que en ese lugar donde darás conciertos irán artistas que le gustan a la niña rebeldía, es su castigo para que dejen de pelear —respondió papá.

—¿Y por qué solo me castigan a mí si Finn es quien se la pasa molestándome?

—¡Ja! —me burlé—. ¡No irás, no irás! Pero... ¿Eso significa que nos van a separar?

—¿Tú que crees? —ahora mamá me miraba burlona— ¡Finn se quedará sin Alex! ¡Finn no verá a Alex! ¡Ja!

—¿Qué mierda? ¿A mi me condenas a no a mi banda y a él solo lo condenas a no verme? ¡No es justo! ¡Para él es como el paraíso no verme! ¡Por favor, Mary, llévame!

Qué equivocada que estás, Kendy.

—No.

—¡Eric, por favor! —suplicó de rodillas.

—No.

—¡Por favor! ¡Soy un amor de persona! ¡Les juro que no diré groserías! ¡Lavare mi ropa! ¡Dejaré de insultar al inútil que tienen por hijo! ¡Te ayudaré a limpiar, Mary! ¡Escucharé sus aburridas historias familiares! ¡Haré lo que sea! —rogó.

Tengo que admitir que me quería burlar ante sus súplicas, pero no lo haría sólo porque no quería alejarme de ella.

—¿Lo que sea? —papá la miró retador.

—Sí.

—Bien, saldrás en la foto familiar.

—Todo menos eso —miró con desprecio.

Waves -Finn Wolfhard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora