98. She's not afraid.

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Narrador:

—¿Estás viva?

Finn dejó su maleta de lado y se acercó al sofá moviendo cuidadosamente a Alex intentando averiguar se encontraba realmente dormida o solo fingía estarlo.

—¿Kendy? —murmuró quitando su despeinado cabello de su rostro—. ¿Cariño?

—No —respondió finalmente soltando un manotazo.

Ella se movió cubriendo su cabeza con sus manos mientras se movía en el sofá de un lado a otro lentamente. Finn resopló cruzado de brazos viéndola con desaprobación.

—¿Ni siquiera tuviste la decencia de irte a tu propia habitación, jovencita? —regañó.

Alex apoyó sus codos sobre el sofá para poder recargar su barbilla sobre sus manos quitando sus cabellos de su rostro. Abrió sus ojos lentamente intentando ver a Finn, pero los cubrió casi al instante al sentir como éstos ardían por la luz de la sala.

—¿Y ahora qué te pasa?

—Me duele la cabeza —se quejó—. Siento que me voy a morir. Me voy a morir.

Finn exhaló profundamente sin dejar de verla con un poco de disgusto.

—¿Estás bien?

—No —talló sus ojos con sus manos—. Me duele la cabeza, el abdomen, los ojos, la garganta y mi existencia —murmuró.

—¿Dormiste en la sala todo el día? —preguntó confundido.

—¿Eh? —abrió los ojos enfocándolo—. ¿No acaba de amanecer?

—¡Son las diez de la noche, Kendall Alexandra Evans! —alzó la voz.

Alex cubrió sus orejas con sus manos bajando la cabeza para intentar protegerse del dolor que le causaba el volumen de voz.

—No me grites —gruñó—. Cállate por favor.

—¿No te levantaste en todo el día? —frunció el ceño—. ¿¡Todo el día!? ¡Es miércoles, Alexandra! ¡Ni siquiera es fin de semana!

—¡No me grites! —gritó cubriendo su cabeza con dos almohadas—. ¿No se supone que volvías mañana? Largo.

—¡Ya es mañana en la noche! ¡Se supone que tú me recogerías del aeropuerto, Alexandra! Me quedé más de dos horas esperándote, no contestaste mis mensajes ni mis llamadas. ¡Me preocupé por ti, tonta!

—Pues no sonó mi alarma —gruñó alzó la cabeza—. ¿Dormí todo un día completo?

—Tal parece —resopló—. Tu papá me recogió y estaba enojado. Pero por primera vez en mi vida lo vi furioso, ¡Pero no conmigo! Estaba enojado contigo —le apuntó con una sonrisa alegre—. Me sentí especial. Siento la aceptación de mi suegro por primera vez.

Alex asintió restándole importancia tratando de sentarse en el sofá. No podía evitar poner sus manos en su cabeza pues cada vez sentía el dolor más fuerte en ésta.

—¿Estás bien?

—Me duele existir... —murmuró sobando su cien—. Quizá necesite dormir más.

—No. Tú irás a tu habitación y tomarás una ducha porque hueles a alcohol —apuntó—. Mientras te haré un té y buscaré algunas pastillas para que se baje la resaca.

—Bien —gruñó e intentó levantarse, aunque no duró mucho de pie antes de sentir como se tambaleaba un poco y decidió volver a tirarse en el sofá—. No puedo. Me rindo.

Waves -Finn Wolfhard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora