93. Break the distance.

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Alex:

[Tiempo después...]

Bueno, los años cambiaban muchas cosas.

Actualmente con veinte años, casi veintiuno estaba a punto de terminar mi posgrado en artes plásticas, y aquello me hacía muy feliz. Cuestión de días.

Mis padres ya tenían cuatro hermosos años casados, sentía como si el tiempo hubiese pasado demasiado rápido.

Muchas cosas habían cambiado desde entonces.

Papá ya no pasaba tanto tiempo en su oficina, ahora solo trabajaba tres días a la semana y el resto estaba en casa con nosotros. Todo esto gracias a que se dio cuenta que pasar mucho tiempo trabajando le impedía pasar más tiempo con la familia, y él quería estar más involucrado en nuestras vidas, sobre todo en la de Cody.

Por otro lado, Charlie seguía trabajando en su propio negocio como fotógrafo en su estudio, y todo marchaba bien hasta ahora

Cody ya tenía once años. Aun no puedo dejar de llorar en cada cumpleaños y ver a ese demonio correr. Amaba verlo crecer pero al mismo tiempo me dolía mucho. Para mí seguía siendo mi bebé y él ya comenzaba a hacerse más independiente. Ya no me necesitaba tanto como solía hacerlo, ni siquiera a Charlie, comenzaba a hacer las cosas por sí mismo. Me dolía, pero era parte de crecer. Aunque la verdad, seguía siendo bastante protectora con él, me procuraba de cuidarlo y ayudarle en lo que necesitará, pero sin ser demasiado fastidiosa. También tenía que aceptar que necesitaba su espacio.

Aún mantenía mi amistad con mis dos rubios favoritos; Keily y Chris. Solemos salir una vez por semana para platicar de nuestras semanas y quejarnos de la universidad.

A decir verdad todo iba muy bien.

Aunque, no todo era perfecto. No veía mucho a Finn ni a los Wolfhard. Por lo mismo de los estudios.

Finn también había hecho una licenciatura en cinematografía director de cine y actores, ajá, ese nombre tan largo era lo que mantenía en su título universitario. Se había graduado a inicios de este año. Para mi suerte puede estar con él en el gran día y pasar unos cuantos días antes de volver a clases.

No teníamos tiempo para vernos y a veces ni siquiera para mantener una conversación por mensaje o llamada, él estaba ocupado en diversos trabajos, mientras que yo estaba en mi carrera y usaba mi tiempo libre para hacer y vender mis obras.

Aunque no puedo mentir, había días en los que lo extrañaba mucho y necesitaba oírlo y sentirlo, pero estaba algo complicado por los horarios y tiempos disponibles.

Mínimo intentábamos vernos una vez por mes y disfrutarlo. Ambos sabíamos que nuestras vacaciones significa pasarlas juntos e intentar disfrutarlo al máximo, porque no sabíamos cuando sería la próxima vez que nos veríamos.

Lo lindo era que nuestra relación no perdía su esencia, cada vez se sentía más fuerte. Eso me agradaba.

Y bueno, aunque estábamos separados por la distancia también teníamos algunas peleas. No peleábamos mucho ni nada por el estilo, pero de vez en cuando teníamos nuestros conflictos y diferencias. Lo bueno era que podíamos solucionarlo con bastante rapidez, no duramos ni un día peleados.

¿Qué más podía decir? Cinco años juntos no eran en vano, habíamos aprendido a manejar las cosas para sentirnos bien dentro de nuestra relación.

Me gustaba mi vida, todo estaba bien.

—Buenos días —saludé a Charlie que se encontraba en el comedor desayunando—. ¿Qué haces?

—No mucho —despegó la vista del celular y lo dejó en la mesa—. ¿Tienes clase hoy?

Waves -Finn Wolfhard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora