Finn:—¡Deja de seguirme! —se detuvo en seco lo cual hizo que yo también lo hiciera.
—¿Qué? —arqué una ceja viéndola retador.
—Deja de seguirme Finn, déjame comprar en paz —se cruzó de brazos—. No sé qué haces siguiéndome, vete a ver palomas o algo así.
—¿Qué? —molesté.
—¡Ya!
—¿Qué?
—¡Ah! Imbécil —gritó y se dio la vuelta para volver a caminar a paso rápido, y la seguí de nuevo—. ¿Sabías que te puedo demandar por acoso? —dijo sin dejar de caminar.
—Podrías, pero teniendo en cuenta que vives en mi casa sería casi imposible que pudiéramos estar lejos uno del otro, al menos que una pared nos separe todo el tiempo.
—Uy sí, tu casa, más bien, la casa del imbécil —siguió caminando y se detuvo en la parte del cuidado del cabello.
—¿A poco te cuidas el cabello? Porque yo creo que no —traté de tocar su cabello, pero me dio un manotazo antes de que pudiera hacerlo—. ¿Qué tú no sabes hacer algo más que golpear, comer y decir "ah"?
—Mucha confianza como para tocarme, ¿No? Y para tu información sí, sí me cuido el cabello, rizos mugrosos.
—Qué mal humorada y grosera eres conmigo —rodé los ojos—. Deberías tratarme como la princesa que soy.
—¿Puedes recordarme por qué me sigues? —tomó unos productos que puso en el carrito mirándome con fastidio.
—Porque mi papá dijo que cómo eres tan tonta te vas a perder aquí y que debo de cuidarte —traté de ocultar mi risa.
—No me voy a perder y no soy tonta, animal. Además, me estorbas.
—Te vas a perder en mi mirada, guapa —se giró mirándome mal—. ¿Qué me ves? ¿Ya te guste?
—No encuentro nada de encantador en tu mirada con ojos color mierda, y no me digas guapa pedazo de... persona —volvió a girarse y continuó su camino—. Y no, no me gustaste.
—Uy sí, como tienes ojos azules te crees mucho y te burlas de los ojos comunes, pero hermosos como los míos —volví a seguirla—. ¿Y qué más vas a comprar, zanahoria?
Camino al centro comercial había descubierto mi verdadera vocación, molestar a las personas.
¿Y qué persona se molesta fácil? ¡Alexandra!
Así que podía molestarla todo lo que quisiera, al fin y al cabo, no podía matarme públicamente.
—No me creo nada, en cambio tú te crees por ser famoso y crees que todas las niñas van a caer a tus sucios pies, ¿Verdad?
—No —rodé los ojos.
Después de eso ya no le dije, se me habían terminado mis payasadas.
Compró algunas cosas más de higiene personal y cosas de chicas para después ir a la caja a pagar todo.
Además, me obligó a cargar la mitad de sus bolsas, que siendo sincero pesaban más que yo mismo.—¿Dónde están tus papás? Ya me quiero ir —volteó a verme.
Saqué mi celular bajando las bolsas en el suelo, busqué el contacto de mamá y le mandé algunos mensajes.
En lo que esperaba su respuesta me le quedé mirando, ella simplemente miraba los alrededores.
—¿Nunca habías venido a Canadá? —negó dándome una mirada corta.
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Waves -Finn Wolfhard-
Fanfiction❝ Me hiciste sentir como si el mundo fuera mío y ahora no importa lo que digas, sin ti el cielo está siempre gris. ❞ {TERMINADA}