59. Innocent love.

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Narrador:

—Entiendan que no necesito dos niñeras encima de mí.

Caleb y Finn se miraron cómplices entre sí sabiendo a la perfección que ninguno de los iba a ceder ante ella. Ambos sabían lo importante que exponer su arte era para ella, y por ende, no les importaba cancelar sus planes solo para obligarla a terminar detalles.

—Claro que nos necesitas, somos tus esclavos, bonita —guiñó Finn pasándole su mandil, ella lo tomó de mala gana viéndole con los ojos entrecerrados mostrando su desaprobación.

—Pero ya les dije que lo puedo terminar más tarde, llevénme a donde me prometieron —hizo un puchero.

Caleb negó divertido y le quitó de las manos el mandil para pasarlo por encima de su cabeza y después tomó los cordones para amarrarlo a la cintura de Alex, al finalizar le dio una palmadas en la espalda.

—Termina lo que debes terminar, mañana es tu exposición y no has finalizado tus cosas —le miró burlón dándole el pincel en sus manos.

— Pero me dijeron que me llevarían por helado —renegó golpeando con sus pies en el suelo y cruzando sus brazos—. ¡Mienten más que los políticos!

—A mí no me vengas con berrinches, Evans —le apuntó Finn con su dedo índice—. Termina tus deberes, jovencita.

—No me hables con autoridad Wolfhard, no eres mi padre y... —Finn negó sin dejarla hablar.

—Nosotros dos —se apuntó a sí mismo y Caleb con sus manos— vamos a comer helado, porque nosotros sí hacemos nuestros deberes y nos lo merecemos, tú no, irresponsable.

—Ajá, "se lo merecen" —hizo comillas con sus manos—. No se merecen nada en esta vida, basuras.

—Con razón los dos terminamos conociéndote.

Alex miró con indignación al moreno para después mostrarle su dedo medio con molestia y cruzarse de brazos. Finn ocultó su risa que estaba apunto de salir, pero al notar la mirada de Alex esta se esfumó.

—¿No me vas a defender?

—Bien —rodó los ojos—. Caleb, más respeto para mi bonita.

La pelirroja le brindó una cálida sonrisa al chico a su lado solo por el apodo con el cual le había llamado. Ambos se miraron detenidamente por unos largos segundos sin decir ni hacer nada.

Caleb miró un tanto incómodo sintiéndose fuera de lugar.

—Eh... oigan... —murmuró rascando su nuca.

Ambos chicos le ignoraron completamente.

—Les recuerdo que no deben comer pan frente a los pobres, cuando estén solos comen todo lo que quieran, gracias —sonrió.

—Hey, eres igual de tonto que Nick —comentó burlona la chica apartando su vista del pecoso para ver a Caleb.

Miró unos segundos a ambos chicos y se volteó para observar determinadamente la única pintura que por miles de pretextos inventados no había finalizado. Siempre solía terminar sus cosas a tiempo, pero para aquella siempre solía inventar miles de pretextos para seguir posponiéndola y no hacerla.

—¿Te ayudamos en algo? Somos tus bellas sirvientas —Caleb hizo una reverencia en modo de burla para ella.

—Hmm... —dudó unos segundos observando a ambos—... ¿Qué tal si se van y me compran mi helado? —sonrió mostrando sus dientes.

—No, no te lo mereces.

—Claro que sí —guiñó Caleb—. No tardamos.

Finn miró boquiabierto al chico a su lado.

Waves -Finn Wolfhard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora