10. Pretty girl.

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Alex:

Me desperté al escuchar el chillante sonido de un teléfono, mi teléfono.

Me levanté de la cama y tomé el aparato mirando la pantalla la cual mostraba el nombre del contacto; "Scott Evans".

Solía tener como "papá", pero desde que me enojé con él lo cambié.

No había hablado con él desde que llegué con los Wolfhard y no tenía ganas de hacerlo.

Me marcaba por lo menos unas cinco veces al día y, me mandaba miles de mensajes que tampoco contestaba, y hoy no sería la diferencia.

Apagué el aparato y lo lancé por algún lugar de la cama, me levanté y entré directo al baño. No miré ni a Finn, ni a Mary supuse que ambos se habían ido y me habían dejado dormir en paz, que responsables.

—¿Alexandra? —bien, se acabó la paz.

Finn tocaba la puerta una y otra vez.

Terminé de poner jabón en mi rostro limpiándolo.

—No estoy —respondí antes de abrir la llave y limpiarme el jabón.

—Qué graciosa, déjame pasar, quiero hacer pipí.

—No necesito tanta información —abrí la puerta y salí del baño dejando entrar a Finn.

—Buenos días, cariño —saludo Mary, solo la miré y me volví a tirar en la cama.

Bien, si soy rencorosa, ¿Algún problema?

Pese a que ya la había perdonado, sentía algo de molestia cada vez que la miraba. Solo un poco, pero en general me caía bien, me daba de comer.

—Veo que no tienes ganas de platicar hoy —rompió el silencio.

—En realidad no tengo ganas de platicar nunca —la miré seria tratando de darle a entender que no quería hablar más.

—¿De qué hablan?

—Al parecer Alex despertó un poco de malas —trató de bromear Mary y solo me quedé mirándola seria y después a Finn.

—Eso no es algo nuevo, es de todos los días —se alzó de hombros divertido.

—Así como es de todos los días que seas un imbécil —rodé los ojos.

—Y hermoso —dijo lleno de ego—. Comienza a arreglarte, hoy también iremos al set.

—No voy a ir, prefiero quedarme con tu madre que volver a ese lugar.

—¿Por qué? ¿Por tu ex? —me miró burlón y lo miré mal.

—¿Cuál ex? —uy, qué chismosa señora.

—Caleb.

¿Qué nunca se va a cansar de divulgar mis cosas?

—Qué te valga si fue mi novio, no tienes por qué andar diciéndolo a medio mundo, no exijas privacidad si tú no puedes respetar la ajena.

—¿No puedes despertar de buenas un día, amargada? —rodó los ojos ignorando por completo lo que le había dicho.

—¿No puedes dejar de ser un idiota un día?

—Dejen de pelear los dos. Ambos irán al set, no te puedes quedar conmigo Alex, tengo cosas que hacer.

—De todas maneras, ni quería estar con usted —rodé los ojos y me levanté de la cama para meterme a bañar.

{...}

—Vamos, Alexandra.

—No, déjame en paz.

Waves -Finn Wolfhard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora