32. For the love of a daughter.

3.5K 342 308
                                    

Narrador:

—¡Déjame, Nick! —exclamó la chica.

—¡Alex, ya!

—¡Nick, ya! —le imitó.

—¡Ya no quiero jugar contigo!

—¡No seas llorón! —rió arrojando el mando en la mesa—. Eres un mal perdedor.

—No es mi culpa que me ganes diez veces seguidas, ¿Sabes lo humillado que me siento? —fingió llorar causando la burla de la pelirroja.

—Luces patético.

—Como sea. ¿Y qué tal las cosas con tu futuro novio? —Alex alzó una ceja—. Finn —rodó los ojos.

—¡Ah! Supongo que bien, yo que sé —se alzó de hombros—. Bien.

—Y pensar que perdieron dos meses en los cuales a estas alturas ya serían novios. ¿Ya ves? Para que andas de llorona en vez de ir y admitir que te gustaba —le golpeó el hombro.

La chica miró indignada, pero antes de que siquiera pudiera regresarle el golpe Finn le llamó.

—Alex —llamó su atención—, te habla tu papá —frunció el ceño sin comprender— en el teléfono boba.

—Ah —se levantó del sofá y tomó el celular que Finn le extendió.

—¡Oiga su hija es una tramposa en los juegos! —gritó desde su lugar Nick.

—¡Cállate Wolfhard! —respondió de regreso Alex.

—¿Cuál de los dos, amor mío? —Alex abrió los ojos apenada y le ordenó a Finn que se callará por medio de una seña.

¡Kendall Alexandra! —gritó su padre— ¡Te llevo hablando desde hace rato! ¡Deja de platicar con los demás cuando estás al teléfono! ¿Y quién te gritó eso? ¿Tienes algo que decirme?

—Espera ahí, ¿Qué fue? ¿Qué? —frunció el ceño.

Estaba molesta con él por dos razones.

Últimamente solo le llamaba para regañarla por cosas del pasado, cosa que le molestaba.

Además, tenía días que solo le llamaba para prohibirle cosas.

¿Cómo que qué fue? ¡Alexandra!

—No es necesario gritar, estoy aquí, duh —dijo obvia.

—¿Estás sola?

—No, estoy en la habitación de Nick y aquí está el imbécil de Finn —respondió mirando a ambos muchachos.

—Ve a tu habitación —ordenó. La chica miró el celular con una expresión de indignación.

—¿Disculpa?

—Te estoy diciendo que vayas a tu habitación y sola, ¿Entendiste?

—Pues ya que —salió de la habitación y entró a la suya—. Ya —se recostó en su cama.

—Bien, explícame algo. ¿Cuándo es tu examen?

—¿Para eso me hiciste salir de la habitación de Nick? —bufó—. El lunes, ¿Por qué?

—¿Y no deberías estar estudiando en vez de estar jugando?

—¿Cómo sabes que no estoy estudiando?

—Miré que Nick hizo un en vivo contigo donde estaban jugando. ¡Y quiero que dejes de insultar a Nick! Dices demasiadas maldiciones.

—¿Y tú cómo con qué derecho me reclamas? Ni siquiera estás aquí. Ni siquiera me llamas en días y cuando lo haces te enojas conmigo.

Waves -Finn Wolfhard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora