Sentimientos (1ra. Parte)

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Estaba esperando ansioso su llegada, la ilusión de verlo una vez más me hacía sonreír como idiota a las afueras del restaurante estaba haciendo un poco de frio pero yo solo me preocupaba si me había vestido bien para la ocasión. Pantalón de mezclilla, zapato y cinturón café madera y brillante, una camisa celeste y un saco café claro donde en uno de sus bolsillos tenía una corbata de azul un poco más oscura que mi camisa, eso por si acaso se necesitaba no quería incomodar, quería ir perfecto para él...

— Son las 9:30 pm. — Dije viendo el reloj que estaba en mi mano izquierda, la sonrisa en mi rostro no se borraba y el señor de la entrada me veía con diversión.

— ¿Esperas a alguien amiguito? — Me dijo.

— Si, pero creo que ya no tarda. — Respondí cuando de repente un aire frio llegó a causándome un escalofrío, porque a pesar de que traía mi sacó éste no calentaba mucho, pero me hacía ver guapo.

— Oye, ¿Qué tal si esperas adentro? No importa si no pides nada, hace mucho frio. Vamos entra. — La sonrisa del señor se veía de buena fe. Fue entonces que asentí adentrándome dentro del restaurante. Me dieron una mesa para dos, poniéndome un vaso de chocolate caliente como cortesía. Era un restaurante que siempre veía cuando pasaba de trabajar, siempre había querido comer aquí, revisé mi reloj y ni 10 minutos pasaron mientras esperaba.

La noche estaba tranquila, igual que la ciudad, la gente pasaba caminando, riendo mientras seguían su camino, me quedé pensando en la corbata un momento de si ponérmela o no. Decidí ver qué tal se veía, rápidamente comencé a anudarme utilizando la cámara frontal de mi celular como espejo, mientras poco a poco iba quedando perfecta. Cuando acabé sonreí viéndome con orgullo del gran trabajo que había hecho. De repente el señor de la entra se me acercó curioso de lo que observaba.

— ¿Corbata? — Preguntó

— ¿No sé ve bien? — Dije con nervios. — Dígame la verdad, quiero estar perfecto hoy.

— La verdad a mi gusto, no... Te da un toque especial sin la corbata, más pícaro por así decirlo. — Al momento de escuchar eso, rápidamente me quité la corbata desabotonando mi camisa y acomodando toda otra vez como estaba antes. — Perfecto. — De nuevo me había dicho aquel hombre.

— Bien, ahora solo falta que llegue. — Dije esperanzado, mientras avanzaban los minutos revisé rápido mis redes sociales viendo como la mayoría publicaba cosas, fiestas, cenas, descanso en casa, todos al parecer tenían planes. Espero poder tomarme una foto con él. Pensé provocando una sonrisa en mi rostro. Los minutos fueron pasando, eran la diez y no llegaba, le envié algunos mensajes por si algo le hubiera pasado pero nada, no hubo respuesta. 10:30 y realmente me estaba poniendo nervioso, mi pierna derecha comenzó a temblar y mi estómago comenzó a hacer ruidos extraños y retorcerse de que no hubiera señales de Esteban. 10:45 de la noche y simplemente estaba dándome por vencido, estaba a punto de ponerme de pie y pagar por todo el chocolate de cortesía que me habían dado, cuando de repente veo un taxi llegar bajándose con rapidez él... Quería llorar al verlo, por un momento sentí que me habían vuelto a plantar como siempre lo hacían, pero yo estaba seguro que Esteban no era así, que él no me haría tonto como todos los demás. Rápidamente entró al restaurante, vestido sencillo con un suéter café, una camisa blanca, pantalones de mezclilla y zapatos relucientes.

— Siento llegar tarde pequeño, hubo un problema y tuve que... Bueno, hacerme cargo. Siento hacerte esperar. No tengo perdón. — Dijo mientras tomaba asiento, mientras tanto yo simplemente reí liberándome de todo los sentimientos que tenía retenidos.

— No te preocupes. Lo bueno es que llegaste, si era algo urgente pues no se podía nada hacer. —

— Siempre tan comprensible. ¿Ya cenaste? — Me preguntó y yo negué con la cabeza. — ¡¿Cómo crees?! Dios, me siento de lo peor. —

Cicatriz de Espadas  (Historia LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora