Secuelas

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Todos miraban al abogado con asombro, sin embargo, el más asombrado era Darío quien no creía el cambio tan radical que veía, no era nada comparado al hombre que vio en la mañana, era una persona distinta, con un carro distinto... ¿Qué estaba pasando?

El hombre solo alzó su mano para mover los dedos en señal que le estaba llamando. Nervioso Darío miró acercándose lentamente a él, pero al mismo tiempo mirándolo de pies a cabeza, un traje gris claro, zapatos negros brillantes, camisa blanca y una corbata esmeralda que combinaba perfectos.

— ¿Cómo...? — El chico no sabía que decir. Simplemente siguió mirándolo.

— Fui con mi padre hoy. Me dijo que tomara su carro y fuera a ver a unos clientes. — Dijo serio causando nerviosismo en el joven.

— Oh, ya veo... Con razón, jejeje. — Reía nervioso.

— Vine para llevarte a casa, recibí una llamada de tu socio. — Darío volteó y miró a Julián atendiendo una mesa, para después volver con el abogado.

— Le dije que no era nada... No es nada, si me he sentido mal, no va que tome algunas pastillas para recuperarme. Ahorita ya estoy bien. —

— No es así. — Dijo el otro dueño de la cafetería acercándose detrás de Darío, quien volteo simplemente sorprendido al verlo y al ver su seriedad en frente del abogado. — Hace rato su respiración se escuchaba rara, estaba tosiendo, no tiene fiebre, pero creo que es necesario que un médico le dé una revisión. Creo que lo mejor es que descanse ahorita, yo puedo arreglármelas con Josué además tengo aquí a Mateo, él puede ayudar en algo. — Serio el hombre de ojos verdes, miró al abogado quien asintió a la petición del otro.

— Entiendo. — Con los brazos cruzados Damián escuchó todo lo que Julián le dijo. — Bien, toma tus cosas Darío. —

— Esperen ustedes dos, no deben de tratarme como un niño. En serio estoy bien. — Dijo con un tono de molestia el chico atrayendo la atención de los hombres quienes solo lo miraron atentamente.

— No estás bien, te vi cómo te encontrabas. Necesitas ir al que te chequen. —

— Yo sabía que tu respiración no era normal. Mañana temprano iremos a la clínica a que te revisé el médico. —

Ambos hombres lo miraban con enojo y diciéndole que hacer, el joven estaba a punto de perder el control y comenzar una guerra de grito. Todos se andaban dando cuenta del ambiente de los 3 mientras Josué, Mateo y Alex se quedaban mirando atentos por si algo ocurría.

— ¿Qué está pasando? — Fue entonces que Darío volteo mirando entrar a Fabián y Beltrán, el primero se veía molesto al ver la escena, y el segundo preocupado al ver lo mismo.

— Oigan, dejen al chaparro en paz. — Dijo el joven abogado. — Si vieran el susto que tuvimos al pensar que papá estaría aquí. —

— No le estamos haciendo nada, simplemente que le estamos diciendo que tiene que ir a un doctor. — Dijo Julián aún más serio mientras miraba al trio de abogados.

— ¿Te has seguido sintiendo mal? — Dijo Fabián tomando el hombro del chico con una mirada algo preocupada, Darío asintiendo, pero mirando a los ojos de su roomie.

— Si, pero ya les dije que no es nada. Tú sabes perfectamente que los mareos siempre han estado y va y vienen. — Darío se excusó, pero al ver la cara de Fabián como se tornaba serio, el joven solo se sorprendió al verlo.

— Mañana iras al médico, ahora ve por tus cosas, sube al auto y ve a casa con Damián. — Darío miró unos momentos a Fabián, gruñendo por debajo solo fue a la cocina por su mochila para después salir del establecimiento ante la sorpresa de Damián quien solo miró como se subió al auto el chico.

Cicatriz de Espadas  (Historia LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora