Quiebre

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Las cosas fueron demasiado difíciles después de aquella desgracia. La noticia había salido en periódicos, en redes sociales, en todos lados. Azucena quedo devastada después de enterarse de lo sucedido, se procedió a una demanda y no solo fue Ximena, varías chicas más levantaron la voz para hacer justicia en contra de aquel monstruo que las atormento. Yo mismo fui el abogado que llevó el caso de Ximena y gracias a las demás denuncias y un poco de influencia de mi familia. Ese hombre iba a pasar años detrás de las rejas. La chica tuvo que relatar todo, el profesor la buscaba, se acercaba de forma incomoda, la acorralaba y la forcejeaba y esa vez, ese día fue cuando logró su cometido.

Se había hecho justicia, pero mi bello ángel... Darío no estaba bien. No salía de la casa, no quería hablar con nadie. Salía por las noches y regresaba con heridas en sus manos. Cuando dormía no dejaba tener pesadillas y con ello venían sus dolencias del corazón que cada vez eran más constantes y fuertes. Pero él no quería ir al médico, Teo y Javier trataron por un tiempo hacer que entrara en razón, pero no era posible. Cuando traté de que Ximena hablará con él, mi bello ángel entró en crisis y solo gritaba que quería quedarse solo.

— Si yo me hubiera dado cuenta antes, si tan solo hubiera recordado la cara de ese bastardo... Yo no hubiera fallado. Fallé en protegerla... Le he fallado a él. — Eso siempre decía. En su conciencia estaba cargando con una culpa que no era suya. Con un dolor que no debería de sentir.

— Mi bello ángel, tu salvaste a Ximena. Ese tipo ya está detrás de las rejas. — Siempre trataba de darle algunas palabras para sobresalir. Ambos estábamos solos en la casa ya que desde que ocurrió aquel incidente nuestros hijos han estado viviendo con nuestros padres.

— ¡No lo entiendes! ¡Tú no lo entiendes Damián! ¡No sabes lo que estoy sintiendo! — No mejoraba con el paso de los días por lo que le había llamado a una persona que tal vez pudiera ayudar con Darío.

*

— Mi niño. ¿Cómo está? — Negué con la cabeza con completa tristeza.

— Está en un abismo profundo. Y yo ya no sé qué hacer. Tal vez si habla con usted Roberto... Pueda haber una luz. —

— Hablaré, déjamelo a mí. Yo sabré que tan hundido está. — El tío Roberto había venido desde ciudad de México a hablar con Darío. Él se encerró con mi esposo mientras yo preparaba un poco de comer, pasaron dos horas en las cuales estuve solo en silencio en la casa. Al final el tío salió después de una larga charla con lágrimas en sus ojos. Fui a hablar con él llevándole un vaso de agua y algunas servilletas de papel.

— ¿Qué ha pasado Roberto? — Pregunté preocupado al ver las lágrimas del hombre mayor.

— Está demasiado herido consigo mismo. Y lo entiendo, saber que tal vez en tus manos estuvo la oportunidad de detener una tragedia y ver como todo sucedió a pesar de que pudiste hacer algo. — El tío Roberto a llorar. — El sentimiento es horrible y lo peor de todo sientes que es tu culpa y que mereces un castigo peor de quien realmente tiene la culpa. —

— Mi bello ángel. — Dije preocupado. Tan solo quería entrar a esa habitación a hablar con él, abrazarlo y besarle para que vea que no estuviera solo.

— Damián, me quedaré unas semanas en la ciudad. Quiero estar al tanto de mi sobrino. —

— Puede venir cuando quieras Roberto. Tal vez viendo que todos estamos al pendiente, él pueda... —

— No es tan fácil Damián. Esto es como el alcoholismo, solo se puede superar pasando fases... Para empezar Darío debe de aceptar lo que ocurrió, primeramente, darse a la idea que lo que ocurrió ya paso, es decir, aceptar que... Ximena fue violada, que se hizo justicia y que hay continuar. —

Cicatriz de Espadas  (Historia LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora