Julián Arizmendi

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La vida desde que Darío lo rechazó ha sido difícil para Julián Arizmendi. Una vida vacía se empezaba a sentir con cada noche y mañana que pasaban, ver a Darío continuar a pesar de lo sucedido con ellos solo le hacía darse cuenta de que era el único que sentía algo más que una simple amistad. Trató de enamorarlo, pero parecía como si al final no era lo que Darío quería, Julián se había dado cuenta que el amor del chico seguía perteneciendo a su dos antiguos amores Esteban y Damián.

El primero había muerto, provocando un fuerte golpe al joven, el segundo huyó después de haberle fallado. Durante los primeros meses, el hombre trató de reanimar al chico invitándolo a comer, de paseo, hablando con él por horas de cosas sin sentido. Si algo siempre recordaba Julián del joven Darío que iba con su padre al restaurante de la familia, era la sonrisa sincera que siempre ponía al saludar y como parecía estar siempre de buen humor. Pero durante esas primeras semanas, no era aquel chico sincero, era un chico sombrío, de mirada casi sin esperanza de vivir, como si hubiera un deseo por desaparecer. Julián no podía levantar al chico solo, fue entonces que recordó a los amigos que una vez le mencionaron: Javier y Teodoro. Entre ellos pudieron hacer que Darío volviera poco a poco a sonreír, tratar de seguir viviendo su vida, aquel brillo fue regresando y parecía más fuerte era algo que enamoró con el tiempo al buen Julián. Lamentablemente el chico había tomado su decisión cosa que lo afectó bastante.

— En serio. ¿Te vas a seguir lamentando a pesar de que han pasado semanas? — Josué veía como su gemelo seguía teniendo esa mirada perdida mientras miraba al cielo.

— Créeme que si supiera porque sigo así haría lo posible por seguir, pero es que solo pienso en él y simplemente me pongo mal. De pasó tengo que verlo todos los días en la cafetería.

— Y así será por un largo tiempo, después de todo son socios...

Julián lo sabía a la perfección no era un tonto para saber que seguiría viendo a Darío por largo rato más, pero aun sabiendo eso simplemente era difícil no podía hacer otra cosa que verlo, pero también ya no tener la relación que tan buena tenían, no por un tiempo.

Estaba decidido a olvidarlo, sería difícil, si lo iba a ser, pero eso no significaba que debía dejarlo solo en la cafetería, trataría de hacer lo posible de continuar, de seguir siendo amigos, de poder vivir juntos como lo habían hecho los últimos dos años, eso a pesar de que doliera.

— Eres extraño. — Decía el abogado al chico quien le daba un plato con hot cakes con mantequilla y miel.

— No rebuznes y come. De por si casi no comes bien, eres como un niño Fabián. —

Desde que empezaron a vivir junto Fabián Morales y su hermano Beltrán siempre iban a la cafetería, desayunaban o comían. ¿Cómo es que se llevan tan bien? Si bien son los hermanos de su ex e hijos del hombre que le arruinó la vida. Pareciera como si lo que le hizo la familia Morales hubiera sido algo bueno, porque como veía Julián se llevaba de maravilla con los hermanos sobre todo con Fabián.

No le agradaba, dolía demasiado ver cómo es que parecía entablar una relación más amistosa o de algo más con otros que con él. Le gustaba Darío y simplemente es el amor no correspondido, tantos días verlo sumergido en la tristeza.

— Creía que yo podría ser aquel que volviera hacer sonreír a Darío. Pero... Él no siente lo mismo. —

— Darío te quiere como un buen amigo, me lo ha dicho. — Una noche Julián platicaba en el local con Alex y Mateo quienes preocupados seguían a lo lejos todos los problemas que había alrededor. Ya que comúnmente ellos se mantenían alejados.

— Oye debes de aceptar la verdad, y tratar de continuar, el mocoso lo está haciendo y mira lo contento que esta. Y se ve que no quiere perder tu amistad, ya que trata de hablarte como lo hacía antes, también es difícil para él, pero está tratando de no cambiar nada entre ustedes.

Cicatriz de Espadas  (Historia LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora