Darío Rivero

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Darío se encontraba durmiendo un momento, todas las visitas que había tenido durante ese día lo habían dejado cansado, más las visitas de sus sobrinos y las de Teo y Javier. Sus sobrinos no dejaban de preguntar acerca de Damián, la boda y sus posibles primos. Mientras que sus amigos solo se la pasaron abrazando al paciente entre lágrimas y risas al ver que todo estaba bien.

Darío se encontraba cansado pero feliz de ver que todos habían ido a visitarles excepto alguien, en su cabeza de repente apareció la imagen de Julián y de repente esa imagen apareció en frente de él al abrir los ojos. — ¿Julián? — Dijo el chico mirando a aquel hombre que negaba con la cabeza.

— Soy Josué, perdona por venir al último, pero tenía muchas cosas que dejar bien antes de irme. — Dijo con una sonrisa, pero sus ojos se veían tristes.

— ¿Irte? ¿Por qué? ¿A dónde vas? ¿Dónde está Julián? — Preguntó mientras se acomodaba en la camilla para estar sentado. — ¿Qué está pasando? —

—Creo que empezaré con lo mío, ayer logré conseguir un empleo en el estado de Jalisco, es un buen empleo en una empresa como parte de mercadotecnia y administrativo, ellos me pidieron presentarme inmediatamente allá por lo que desde ayer estuve preparando todo para irme junto con Rogelio. En unas horas sale mi camión para Lagos de Moreno. — El chico solo se quedó escuchando todo lo que dijo, se sentía feliz porque Josué había encontrado un trabajo y ya no se sentiría mal por depender de Julián, pero a la vez era triste porque... Él se había convertido en alguien importante, un gran amigo.

— ¿Y Julián? ¿Por qué no ha venido? — Preguntó, pero la cara del gemelo cayó al suelo haciendo una mueca.

— Él estuvo aquí toda la madrugada desde que nos avisaron de tu ingreso. Estuvo aquí junto a Damián y tus padres esperando un reporte de tu salud. Cuando el doctor dijo que estaba bien, Julián se fue, llegó al departamento, tomó todo lo que podía y simplemente me dijo que se iría del país por un largo tiempo. Él ya lo estaba planeando desde hace varios días. —

— ¡¿Qué?! — De repente de las manos de Julián apareció un folder que le fue entregado a Darío, quien lo vio extrañado, y rápidamente reviso su contenido. — ¿Qué esto? —

— Una carta de cesión de derechos y de poder donde queda planteado que tu Darío Zuriel Rivero Delgado eres ahora el legítimo dueño de la cafetería luna café con todo y el local. — Darío quedo impactado al escuchar eso, rápidamente le echó un vistazo a todos los papeles encontrando una pequeña hoja de cuaderno en pegada detrás de las cartas...

"Por favor, aceptas esto como un regalo de bodas... Mis mejores deseos siempre serán para ti Darío, nunca lo olvides, eres alguien que vales mucho y merece ser feliz después de todo lo que has pasado. Sonrisa siempre al cielo... "

— ¡No! ¡No puede! — Gritó al chico quitándose el catete que tenía en su mano.

— ¡Darío calma! — Josué trató de detenerlo.

— ¡Julián no puede irse así Josué! — Seguía gritando con lágrimas en los ojos. — Luna café es nuestro sueño, la culminación de arduo trabajo que hicimos en equipo durante más de dos años, es la representación de ambos antes todos de que no estábamos derrotados. — Darío estaba a punto de ponerse de pie cuando fue detenido por Josué quien evitaba que se levantara.

— ¡Darío no puedes salir así! ¡Aun no te dan de alta! — Dijo el hombre forcejeando con el chico.

— ¡No me importa! ¡Tengo que encontrarlo! ¡No lo acepto! ¡No pienso quitarle su sueño a Julián! —

Cicatriz de Espadas  (Historia LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora