Caos de una noche

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— También me interesa eso, curiosidad. ¿Y por qué eres tu quien tendría esa información? — Ambos volteamos sorprendidos hacia la entrada, viendo a un hombre bien vestido y con lentes que me miraban detenidamente, fue en ese momento que recordé a ese hombre.

— Federico. — Dijo Diana con sorpresa mientras llegaba aquel hombre al frente de mí, enfrentándome con agresividad.

— Dime, ¿Por qué tú sabías las razones del King? — La cara y la voz de Federico se veían molestas detrás de él apareció un chico deteniendo su caminar hacia mí.

— ¿Federico? — El chico preguntó asustado cuando miró la expresión del mayor pero fue inútil, aquel hombre me encaró mirándome con enojo.

— Tú eres ese chico con que lo vimos hace tiempo. — Tomé un poco de aire quitando el miedo que estaba sintiendo, calmando me levanté en frente de él. Me postré delante de él con la poca valentía que logré reunir.

— La verdad es que si, él me comentó días antes que se iba a ir a Puebla, fue durante una noche que ambos salimos. Pero lo que si no sé es la razones de su partida. Él y yo fuimos muy buenos amigos el poco tiempo que nos conocimos. — Comenté con una voz algo temblorosa pero con cierto valor para poder dejar todo en paz.

— ¿Pero por qué tú? —

— Yo en verdad, no sé. Solo él me comentó. — Dije nuevamente ante la insistencia.

— Federico, creo que es suficiente. — Diana trató de calmarle pero fue inútil.

— No lo entiendo. En verdad no entiendo a Esteban... ¿Qué es lo que tienes como para que te diga algo así de importante? ¿Por qué no fui yo o Rubén? Hemos sido amigos desde hace mucho tiempo, y simplemente desapareció sin decir nada. —

— Yo ya te dije lo que sé. — Respondí volteando mi mirada, pero sabía que aquel hombre de lentes no se rendiría tan fácil.

— Esteban oculta algo, no solo yo lo he sentido, todos aquellos que somos cercanos a él lo sentimos, algo malo pasa y él simplemente se aleja porque piensa que nosotros le daremos la espalda y no es así... Esteban fue mi primer amigo, la primera persona con quien pude ser yo, con quien podía hablar de mi sexualidad sin ser juzgado. — Sus manos de repente tomaron de la camisa levantándome con violencia. Su enojo y tristeza eran demasiadas pero simplemente solo lo miré con seriedad aunque también me sentía mal por él. — Tú, apenas lo acabas de conocer, no sabes por todo lo que hemos pasado ese hombre y yo, por todas las lágrimas que hemos derramado, por los golpes de la vida y la sociedad que hemos soportado y aun así... ¿Quién eres tú para él? —

Cerré mis ojos esperando un golpe o algo, mientras mis oídos escuchaban lejanamente la voz de aquel chico que venía con Federico y de Diana quienes trataban de detenerlo pero de repente una voz resonó en mis oídos haciendo que todo se detuviera con el sonido que salía de sus labios.

*

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— Papá. — La voz de mi hija me regresa y la veo mientras comemos un helado en una banca de la plaza comercial.

— ¿Qué sucede hija? — Respondo con una sonrisa en mi rostro.

— ¿Cómo era él? — Me pregunta curiosa mirándome, yo pestañeo unas veces extrañado de aquel cuestionamiento.

— ¿Esteban? — Afirma mi hija con la cabeza. — ¿Y eso? ¿Por qué salió esa pregunta? —

— Desde que estoy contigo, solo lo he oído mencionar unas veces. Al principio pensaba que lo odiabas pero al saber que la cajita de madera era importante, me día cuenta que fue todo lo contrario. —

Cicatriz de Espadas  (Historia LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora