— ¡Jamás vuelvas a decir eso! ¡No menosprecies tu vida! ¡Si tu o nadie la aprecia...! ¡Entonces yo la apreciaré! —
Jamás pensé que alguien me diría algo así, nunca pasó por mi mente que un joven al que apenas conocí con 18 años de diferencia me mostrara tal compasión con tales palabras que llegaron a lo más profundo de mi ser...
— Sé que apenas te conozco pero... pero yo solo quiero... —
Quería decirle que no debía decir eso por alguien que apenas conoció, pero de repente sentí sus brazos rodeándome como si su vida dependiera de ello. Un cálido abrazo con el cual me di cuenta de algo, quien diría que las palabras de Federico y Rubén tuvieran razón, este chico me recuerda a mí.
A ese joven Esteban de edad temprana que tenía sueños e ilusiones, que quería viajar y enamorarse de un hombre el cual lo amara y lo hiciera sentir completo entre sus brazos. Aquel chico que no tuvo apoyo de sus padres, que siempre salía sonriente a pesar de guardar en su interior toda su tristeza y soledad. Él es mí...
- Dios yo... G-Gracias Darío. Gracias... —
Fue la primera vez que alguien me mostró tales sentimientos. Solo pude agradecer a la poca vida que me queda por haberme encontrado con Darío.
Durante ese tiempo algunos hematomas y erupciones aparecieron en mi cuerpo, los sangrados se volvieron más recurrentes tanto en mi boca como nariz así como las fiebres nocturnas, he adelgazado demasiado, me lo ha dicho la gente y me tiendo a cansar más rápido junto a la falta de aire de mi cuerpo. Sabia de lo que se trataba, sabía que ya había pasado a lo peor. El VIH estaba evolucionando.
— ¿Quién lo diría...? — Reía sobre mi sillón mirando al techo, vivía solo en una casa algo grande, mi trabajo es de bienes raíces así que vivía cómodamente ya que vendía casas millonarias y tenía buena comisión de eso, además de un salario como la ley lo determina. — Ni siquiera sé cuándo me infecté, era un chico completamente despreocupado y creyendo que todos eran míos. ¿Qué puedo hacer ahora? Tal vez debería aceptar la oferta de mi prima. —
La oferta de mi prima Silvia era simple: Irme a trabajar con ella a Puebla, donde tendría un empleo en las venta de casas con mejor porcentaje de comisión y mayores valores sobres las casas, un carro y casa donde quedarme. Mi doctor me dijo que era una gran oportunidad y que me venía como anillo al dedo ya que había una clínica en ese estado que ofrecía uno de los mejores tratamientos para el virus de VIH como de Sida. Si quiero vivir más tiempo tenía que irme a donde nadie me conocía y donde podría empezar de nuevo. Pero de repente la imagen de ese chico vino a mi mente... Y como si el destino jugara a mi favor esa noche recibí un mensaje de WhatsApp de su parte. Estuvimos hablando un rato hasta que...
<<Discúlpame, no quise molestarte... Solo que a veces digo las cosas muy directas, es algo que odio de mí mismo. ¿Puedo verte esta noche? Seria en Moons, tú pones la hora... Esperaré ansioso tu respuesta...>>
Lo había invitado a salir, ¿Era real eso? Desde hace años yo no soy el que invita a salir, siempre ellos llegan a mí, nunca era el que da el primer paso pero como ya había tomado una decisión, sentí la necesidad de decírselo. Frente a frente, y así lo hice, tuve el valor de decirle mi decisión aun después de quedar hechizado por su labios.
— ¿También crees que me parezco a ti? — Fue que lo dije mientras veía la cara del chico, no pude evitar besarle, tomarlo entre mis brazos, sentía la necesidad de estar junto a él y de tenerlo solo para mí. Era la primera vez que sentía algo parecido porque ciertamente el amor nunca fue una opción para mí.
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Cicatriz de Espadas (Historia LGBT/Finalizada)
RomanceDarío Rivero es un chico que va vagando por la vida sin poder comprender su lugar en el mundo, se encuentra casi en la línea límite del quiebre emocional, sin saber a donde dirigirse con miedo en el futuro cercano, se ve envuelto en dudas que le pro...