Aún lo recuerdo, después de que mi bello ángel salió del hospital, regresó a casa de sus padres donde sostuvo una fuerte discusión con su tío Roberto debido a la verdad de la carta. Roberto comentó que lo hizo para que tuviera un apoyo ya que ellos estaban distanciados en la época en que Darío conoció a Esteban, de esa discusión salieron muchas cosas que hirieron no solo a Roberto, Darío y a mí. Causó un daño tan grande que prácticamente Darío tampoco se quiso quedar en casa de sus padres por lo cual buscó asilo en un viejo amigo.
— Julián, ¿Cómo está Darío? — Pregunté por teléfono mientras al otro lado un suspiro salió de la voz de él.
— La verdad es que actúa queriendo aparentar que está bien, pero no... Es otro Darío su mirada es fría y tal parece como si su corazón se hubiera secado. — Me quedé escuchando lo que Julián me decía, acerca de su comportamiento y su forma de ser después de lo ocurrido en el hospital. — Darío está demasiado herido y tiene un rencor del tamaño del mundo, Mateo simplemente no entiende como su corazón ha resistido tales emociones que alteran mucho a su cuerpo. —
— Pero... ¿Él no te ha dicho nada? — Pregunté.
— Nada, André ha tenido platicas largas con Darío, sin embargo, evita temas de los que no quiere hablar. Peor tantito me hizo de nuevo socio de las cafeterías, no es que lo odie, pero siento que por algo lo hizo. — Estaba a punto de preguntar de su tratamiento, pero como si hubiera leído mi mente Julián respondió sin siquiera preguntarle. — Tampoco te preocupes por su tratamiento, ambos estamos al tanto de eso, cada día se está tomando los anticoagulantes y también las pastillas para el dolor. —
— Gracias. — Comenté aliviado.
— No voy a preguntar que fue lo que pasó Damián, pero debes de entender algo. Lo mejor es que tú y Darío estén separados un tiempo. — Entendía a lo que se refería Julián, no era el primero que me lo decía, sin embargo, no era tan fácil como decirlo. Darío era mi pareja, el amor de mi vida, separarme de él era una locura, porque no quería hacerlo. No quería perderlo. Cuando acabé la llamada pasaron unos minutos, estaba ayudando a Daniela con su tarea cuando se escuchó la puerta de que Damián había llegado, el problema era que él también me estaba rechazando y evitando.
— Damián. ¡Damián te estoy hablando! —El niño solo me paso de largo y subió a su habitación. Le pedí a Daniela que se quedara en la mesa mientras yo iba a hablar con su hermano. Subí las escaleras y fui directo a su habitación, él se encontraba acostado con una cara de enojado. — Hijo... —
— No me llames así, no soy tu hijo. — Contestó con una mirada de enojo.
— ¿Por qué dices eso? — Pregunté con tristeza acercándome a la cama.
— ¡No te acerques! ¡Yo sé que es tu culpa! ¡Eres el culpable de que mi papá Darío no vuelva a la casa! ¡Y si sigo aquí es porque la trabajadora social me contó lo que pasaría si yo me iba, pero también lo que va a pasar cuando ustedes dos se separen! ¡De saber que esto iba a pasar mejor no nos hubieran adoptado! —
Entendía a lo que se refería, debido a que adopté a Daniela como una persona soltera, ella estaba a salvo, sin embargo, en el caso de Damián fue adoptado por nosotros dos ya como una pareja en matrimonio. La cosa era sencilla, a pesar de nuestros problemas Darío y yo no podíamos simplemente huir de nuestras obligaciones como padres adoptivos, como tal se notifica a la trabajadora social del sistema nacional para el desarrollo integral de la familia quien iniciará sesiones en familia donde se valuará el caso conforme al problema y la situación de la pareja y el hijo. Y de ahí se determinará que hacer para calmar las cosas y tener un ambiente estable y cálido para el infante. El peor de los resultados es que Damián nos sea quitado y tenga que volver al orfanato.
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Cicatriz de Espadas (Historia LGBT/Finalizada)
RomanceDarío Rivero es un chico que va vagando por la vida sin poder comprender su lugar en el mundo, se encuentra casi en la línea límite del quiebre emocional, sin saber a donde dirigirse con miedo en el futuro cercano, se ve envuelto en dudas que le pro...