Tempestad de una noche

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— Mi padre me envió a buscarte. —

Miré el reloj de repente y vi que era casi hora de cerrar. Suspiré un poco nervioso de lo que iba a ocurrir, pero como se lo había dicho a Julián será mejor tomar el toro por los cuernos aunque para en ese entonces, aunque yo aún no lo sabía, había sido embestido por la vida.

Beltrán se encontraba en la entrada de la cafetería, eran las 8 de la noche en punto llego. Yo me encontraba vestido de manera un poco formal, una camisa azul cielo lisa, con un pantalón de mezclilla oscuro, unos botines y cinturón café que había llevado de mi casa para poder cambiarme para la ocasión. Pasé un poco de saliva, estaba nervioso. Pero tenía que enfrentar mis problemas.

— Recuerda lo que prometimos. — Asentí en frente de Julián.

— Nos vemos mañana. — Dije. Él se despidió de mí con una sonrisa, pero solo se quedó mirando como subía al auto lujoso del abogado y como arrancábamos. En el camino Beltrán miraba detenidamente al frente, sonreía y tal parece que esa sonrisa nunca se esfuma.

— Sabes, este es mi pensamiento acerca de la cena: Todo esto me parece absurdo. Toda esta problemática de mi padre contigo es simplemente porque Damián es su hijo preferido. — Dijo un poco triste pero aun sonriente, me quede mirando un poco extrañado de sus palabras. — Sé que un padre no puede tener favoritismos, pero con el nuestro es distinto, ya que Damián es el hijo que creo mi papá con el amor de su vida antes de fallecer. —

— ¿El amor de su vida? ¿Fallecer? — Eso era más extraño para mí. ¿Qué quería decir con eso? La señora Rosa acaso no era...

— ¿Damián no te contó esa parte? — Preguntó con un tono de desentendimiento, pero después salió una pequeña risa que me dejo más confundido que antes. — Bueno era de esperarse, no es algo que sea de orgullo contar. Decir que tienes dos hermanos que al mismo tiempo son tus primos segundos, debe de ser algo loco para decir, así como así. —

— ¡¿Que?! ¡¿Primos y hermanos?! — Grité impactado, con la boca abierta y sin poder decir más.

— Si. — La mirada de Beltrán se convierte en una mirada triste. — Nuestra madre, mía y de Fabián, Rosa Ponce de León es la prima de la madre de Damián, su nombre era Luz Ponce de León, el gran amor de papá y su primera esposa. Mi madre nos contó que mi papá amaba con todas sus fuerzas a su primera esposa Luz, como ella nuestra madre, también la amaba no como su prima ya que eran casi como hermanas. Cuando llegó Damián a sus vidas, fue una bendición para ambas familias. Mi mamá estaba feliz de que su amada prima por fin tuviera la familia que siempre quiso. Pero al año, el linfoma de Hodgkin apareció en el cuerpo de mi tía Luz, creando tumores cancerígenos en casi todo su cuerpo. No se podía hacer nada, ya que en ese tiempo no había muchos avances sobre el tratamiento para ese tipo de cáncer. Ella falleció cuando Damián tenía 3 o 4 años edad, por lo cual no tiene ningún recuerdo de su madre. —

— ¿Qué paso después? –

— Lo lógico, mi papá entró en una depresión de años por perder al amor de su vida. Igual mi madre quien no podía superar la muerte de su prima. Pero ambos se tenían que reponer no solo por su bien personal, sino que por el bien del pequeño que ambos prometieron cuidar. Esa promesa fue la cual los unió, pocos años después nació Fabián y mis padres se casaron. Hace poco hablé con mi padre del tema y lo que me dijo que, con el tiempo, aprendió a amar a mi madre y dice que tanto Rosa como Luz ocupan un gran lugar en su corazón y siempre estaría agradecido con ambas. El recuerdo del amor de Luz está vivo en Damián y es por lo que, mi padre lo prefiere y también ha sido causa de la rivalidad entre Damián y Fabián. —

Cicatriz de Espadas  (Historia LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora