Veo que ya despertaste Darío. — Decía un poco serio el padre de Darío viendo a su hijo ya despierto. —
— Me alegro de que estés bien muchacho. — A su lado el señor Ponce estaba ambos llegando juntos y mirando a Anthony con Darío.
— Bien joven Rivero, creo que es mejor que me retire. Me alegra verlo bien y vendré más tarde para seguir con nuestra plática. — Anthony guiñó viendo como Darío nervioso se despedía, el chico estaba con miedo al tener a esos dos hombres juntos en la habitación del hospital.
— ¿Ustedes que hacen aquí? Y sobre todo juntos. — Dijo en un tono seco el joven viendo como ambos entraban a la habitación.
— Sé que es muy sorprendente para ti vernos, sobre todo a mí, después de lo que pasó hace meses. — Mencionó el señor Rivero mientras bajaba su mirada, por su parte Darío recordaba las imágenes de aquella noche, la crueldad de Benjamín la decepción de su padre.
— Si vienes a gritarme por el asunto de mi sexualidad, entonces te pido que te retires... Y también usted señor Ponce, creo que ambos deben de saber que yo no puedo tener emociones fuertes en este momento. —
— No, no es lo que crees Darío... Ni tu padre, ni yo estamos aquí para hacerte mal. — Dijo con total calma el abogado mientras veía a Darío acomodarse mejor en la cama con una cara de desconfianza para ambos.
— Darío, vinimos a disculparnos contigo ambos. — El señor Rivero dijo de manera rápida mientras levantaba su mirada viendo a su hijo a los ojos. Darío quedó impresionado por lo que acabaron de mencionar viendo también la mirada de su progenitor, aquellos ojos los reconocía, los había visto en pocas ocasiones, contadas cuando simplemente miraba la imagen de su difunta madre, cuando su querido amigo falleció por un accidente, cuando la hermana de Darío se había casado y veía lo infeliz que era. Era una mirada triste de arrepentimiento, por no ser mejor hijo, por no ser mejor amigo, por no ser mejor padre... Era esa mirada que Darío sabia a la perfección que su padre estaba arrepentido. — Sé que nuestras mentalidades, pensamientos, actos y decisiones te han hecho daño... Sé que no tengo justificación de lo que te hice, mi ira me invadió a saber que mi hijo no era lo que yo creía, o mejor dicho no eras lo que yo quería que fueras... Meditando mucho, leyendo con paciencia todo aquel reporte de tu vida... Me di cuenta cuanto habías sufrido sin que nos diéramos cuenta. La muerte de un ser querido, la partida de tu amado, los problemas de la escuela y todavía recibiendo nuestros sermones. Lo siento, estaba más absorto por mis ideales que por pensar en tu felicidad. —
— Papá... —
— Ahora sé que eres lo que eres y que tú eres un chico fuerte... Estas en la recta final de tu carrera, cumpliste una de tus metas con la cafetería que pusiste con Julián Arizmendi, estas luchando por esos niños que necesitan una familia, pero sobre todo lograste superar todo lo del pasado porque también sé que has crecido inmensamente sin perder esa sonrisa y alegría en ti. Sé que tal vez no me perdones en estos momentos, pero desearía compensarte por todo poco a poco... — Con una pequeña sonrisa el Señor Rivero bajo su nervioso ya que no era común que dijera palabras así, la vergüenza le ganó a pesar del momento.
— Por mi parte, lamento haber jugado con ustedes... Siempre he estado acostumbrado a tener el control de todo, mi padre era igual por lo cual yo crecí con esa misma mentalidad y así mismo quería que mis hijos siguieran esos pasos... Fabián casi cae en ese abismo pero gracias a ti vi por primera vez la desesperación y preocupación que tenía mi hijo por alguien, hiciste que Damián volviera a sonreír, que Beltrán comprendiera varias cosas a través de lo que paso, y comprendió lo que un padre debe de ofrecerle a un hijo... Sé que los medios que utilice no fueron los correcto pero yo sabía que tú y Damián tenían que estar juntos, porque esa sonrisa tan brillante que tiene contigo era la misma sonrisa de su madre cuando nos casamos, cuando tuvo a nuestro hijo en sus brazos... Y supe que eras el indicado para él. También te pido una disculpa, mis acciones te hicieron mucho daño, demasiado y sé que también no tengo perdón, pero ya estoy trabajando para compensar todo no solo lo con lo que te he hecho, si no por todo lo que he hecho con mi familia y por eso también te agradezco por aparecer en nuestras vidas... —
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Cicatriz de Espadas (Historia LGBT/Finalizada)
RomanceDarío Rivero es un chico que va vagando por la vida sin poder comprender su lugar en el mundo, se encuentra casi en la línea límite del quiebre emocional, sin saber a donde dirigirse con miedo en el futuro cercano, se ve envuelto en dudas que le pro...