La fiesta continuó sin problemas, el momento de los bailes fue y tanto como Ximena como mi hijo se lucieron en el baile. Pero después de eso se venía un momento triste en sí.
— Le pedimos al señor Darío Zuriel Rivero, que pase al centro de la pista a entregarle su ultima muñeca a la quinceañera y baile con ella un pequeño vals. — Me levanté acomodando mi saco caminando con una sonrisa mientras Azucena me pasaba la muñeca. Me acerqué dándole un gran abrazo a Ximena, dándole su muñeca y después comenzar a bailar lentamente con ella.
— Tío Darío... ¿Crees que mi tío Esteban nos esté viendo en el cielo? — Me quedé en silencio unos segundos, mis ojos de repente miraron a aquel bebé. "¿En qué diablos estoy pensando?" dije en mi mente mientras solo exhalé con una sonrisa.
— Él seguro nos está viendo, sonriente feliz de verte con tu vestido. En tu fiesta soñada. — Dije mientras ambos bailábamos, la cabeza de Ximena de repente se acomodó en mi pecho comenzando a llorar.
— Desearía que estuviera aquí... Lo extraño tanto. — Mis lágrimas tambien comenzaron a salir lentamente, no dije nada más solo continué bailando hasta que la siguiente persona llegara a bailar con Ximena.
— ¿Estás bien mi bello ángel? — Preguntó mi esposo quien al sentarme a su lado tomó mi mano y le dio un beso tierno.
— Estoy, fue la emoción. — Miré como Federico y los demás pasaban a bailar con la chica. Miré detenidamente como ella estaba sonriente y después de un rato más noche estaba feliz bailando entre sus amigos, con sus chambelanes, con su mamá, sus hermanos.
— Damián... Lo he decidido. — Dije de repente al mirar que eran casi las 11 de la noche. — ¿Me acompañas? — Me levanté junto con Damián quién me sonrió.
— Ve al auto, yo iré por Ximena. —
— Gracias. — Mi esposo fue directamente a la pista de baile mientras yo iba al auto en el estacionamiento, al acercarme apreté uno de los botones que tenía la llave y automáticamente se abrió la cajuela donde de repente miré hacia adentro y solo respiré profundo.
— Tío Darío ¿Querías verme? — Bajé la mirada, solo tomé aquel objeto y cerré la cajuela dando la media vuelta.
— Si, tenemos un ultimo regalo que darte antes de irnos. — Mostré lo que tenia en manos haciendo que la chica solo abriera los ojos con asombro.
— Esa es... La cajita de madera de mi tío Esteban. ¿Tú la tenías? — Asentí entregándosela en las manos.
— La tenía guardada hasta arriba en mi closet, por eso no la viste el tiempo que viviste con nosotros. Esteban, antes de fallecer me pidió que fuera a la casa de tu mamá allá afuera y tomará esta cajita de madera que solo contenía una llave que abría una pequeña cajita fuerte donde había cosas que yo debía entregar para ese momento de parte de tu tío. — Recordé ese día en que encontré las cartas y como en ese preciso momento la realidad me pegó dándome cuenta de que realmente Esteban iba a morir, aquella imagen llegaba a mi mente nuevamente con lujo de detalle y solo cerré los ojos, ya que me había acostumbrado a esa pesadilla. — Creo que lo correcto es que tu tengas esta cajita que fue de tu tío. Por eso te la entrego. — Sonreí esperando que la chica dijera algo bonito o sonriera, pero en vez de algo como eso, negó con la cabeza y de nuevo puso la caja con la mariposa en mis manos dejándonos a Damián y a mí, extrañados.
— No, si mi tío te la dio a ti, entonces tu debes de quedarte con ella. Así lo quiso y así será. Además, la razón por la que buscaba esta cajita era porque pensaba que mi mamá la tenía escondida o se había perdido. Pero si esta en tus manos, no tengo queja alguna. Tío Darío, tu evitaste que yo viera la imagen de mi tío en esa habitación, y por mi tu te quedaste con esa imagen en tus recuerdos. Todavía, has hecho tantas cosas por mi y luchaste por darme esta fiesta. No sé cómo agradecerte, por tanto, por todo. Tío Damián, tío Darío... Los quiero mucho, demasiado. —
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Cicatriz de Espadas (Historia LGBT/Finalizada)
RomanceDarío Rivero es un chico que va vagando por la vida sin poder comprender su lugar en el mundo, se encuentra casi en la línea límite del quiebre emocional, sin saber a donde dirigirse con miedo en el futuro cercano, se ve envuelto en dudas que le pro...