Darío abrió lentamente los ojos, se dio cuenta que la mañana entraba por su ventana y lentamente giró su cuerpo encontrándose con el rostro de Damián quien abría los ojos lentamente con una sonrisa. El chico recordó todo lo que había ocurrido hace unas horas, como el abogado había llegado y como había caído en un baile de caricias que no pasó de ahí, todo ese momento fue de caricias y besos.
— Buenos días mi bello ángel. — Susurró el abogado mientras miraba a los ojos del chico.
— Buen día. Gracias de nuevo por quedarte conmigo. — Dijo con una sonrisa Darío, al mismo tiempo acomodándose mejor sobre el pecho del mayor para sentir los brazos del abogado abrazarlo con fuerza.
— No tienes que agradecer nada, fue grandioso volver a dormir contigo en mis brazos y despertar así, juntos. —
— Damián... ¿Tú regresaste...? —
— ¿Por ti? Si. — Dijo apretando su abrazo. — Cuando Fabián me llamó para contarme que ibas para Puebla a despedirte de Esteban, me di cuenta de que... Aún quiero estar contigo, por eso decidir volver a reconquistarte, conocernos nuevamente y esta vez confiar en ti completamente. Quiero volver a intentarlo contigo, ¿Qué dices mi bello ángel? — Darío se levantó viendo la cara del mayor quién le sonreía tiernamente.
— Desde el principio... — Dijo pensativo el chico.
— Así es. ¿Te molesta? — El chico comenzó a negar con la cabeza.
— No, de hecho, me parece genial la idea, pero... ¿No crees que tuvimos un comienzo muy apresurado? Jajaja. — Darío rio haciendo que el mayor también lo hiciera para después levantarse, tomar del rostro del chico y darle un tierno beso en sus labios.
— Podemos saltarnos algunos pasos mi bello ángel. — Comentó pícaramente.
Ambos sonrieron mirándose detenidamente. Después de levantarse, Darío miró su reloj viendo que era la hora exacta que preparaba el desayuno, de manera rápida se metió a bañar y al salir miró a Damián aun acostado en su cama.
— ¿Qué pasa? — Preguntó.
— Nada, simplemente me quedé a dormir, tu cama es muy cómoda. — El abogado dejó caer su cuerpo, pero sin dejar de mirar al chico quien solo venía cubierto por una toalla de la cintura para abajo.
— ¿Qué no tienes que ir a trabajar? — El chico miró con cierta confusión al hombre recostado en su cama.
— No, recuerda que ahorita soy desempleado, hasta la tarde tengo una entrevista de trabajo. — Un guiño por parte de Damián hizo que el corazón de Darío se disparara.
— Bueno, entonces... Este... ¿Crees que puedas irte? — Preguntó. — Tengo que cambiarme. — El joven estudiante estaba mirando detenidamente a Damián que simplemente se quedó mirando serio.
— ¿Es en serio? Creo que no importa si me quedo, después de todo conozco a la perfección tu cuerpo desnudo. — Darío se quedó callado, ya que no sabía cómo responder fue de repente que tomó la ropa que se iba a poner y entró de nuevo al baño sin decir nada.
Cuando salió del baño ya con ropa puesta se dio cuenta que Damián no estaba allí. Suspiró algo desganado metiendo libros a su mochila, también su laptop y una caja que no necesita, pero no quería que Damián la viera. Al salir a la cocina fue directamente a poner un sartén donde con poca grasa puso a freír varios huevos con jitomate, cebolla y chile serrano. Para después poner café y sacar algunas piezas de pan guardadas. Sacó tres platos y siguió moviendo al sartén mientras esperaba a los dos hermanos.
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Cicatriz de Espadas (Historia LGBT/Finalizada)
RomanceDarío Rivero es un chico que va vagando por la vida sin poder comprender su lugar en el mundo, se encuentra casi en la línea límite del quiebre emocional, sin saber a donde dirigirse con miedo en el futuro cercano, se ve envuelto en dudas que le pro...