Todos se quedaron sorprendidos del postre que hice, vi como todos disfrutaba del frappe y solo sonreí mientras comíamos.
— Esta delicioso Darío. — Comentó la señora Rosa.
— La señora Rosa tiene razón, es bastante equilibrado. — La esposa de Beltrán también me felicitaba.
Sencillamente estaba contento de que al final, de cierta forma, todo había salido bien con tranquilidad, o eso creía porque de repente de la nada el señor Benjamín me llamó hacia su despacho personal, todos se quedaron en silencio y eso solo me causó mala espina al momento de sentarme en la silla frente a su escritorio.
— No tienes que preocuparte Darío. Si te dije que vinieras aquí es porque tengo entregarte algo personal, tuyo. —
— ¿Qué dice señor? ¿Algo mío? — Extrañado cuestione al abogado quien solo asintió.
— Debo confesarte algo, cuando me enteré de tu existencia en la vida de mi hijo, no pude estar tranquilo. Por lo que... Te mandé a investigar y no solo a ti, si no a Esteban Vera Salazar también. — Abrí mis ojos con susto al escuchar eso. — Pude incluso saber acerca de la enfermedad de Esteban, de su relación, y como le ayudaste en puebla hace meses. —
Cerré mis ojos con fuerza y solo trataba de gritar, pero mis palabras no salían. No podía explicar realmente lo que sentía en esos momentos.
— ¡¿Qué?! — Fue lo único que sacó mi boca al momento de darme cuenta de lo que ocurría.
— Lo siento, pero no te preocupes. Los archivos están seguros en mi computadora y la copia física está aquí en mi cajón... — El señor abogado buscó en su cajón, pero algo estaba mal, estaba más que emputado solo levanté mi ceja mientras el mayor seguía buscando.
— Déjeme adivinar. No esta la copia física. —
— N-No... — Solo respiré profundamente mientras me levantaba y salía del despacho completamente hecho una furia.
— Darío, espera... Debe de haberlo movido de aquí. — Todos de repente salieron de la sala desconcertados de lo que estaba ocurriendo.
— Hey, ¿Qué sucede papá? — Fabián fue el que preguntó preocupado.
— Rosa, Fabián ¿Alguien de ustedes movió una carpeta amarilla del cajón de mi escritorio? — Preguntó el patriarca de la familia con desesperación.
— Nadie ha entrado a tu despacho. Que yo sepa, no. — Respondió el hijo de mirada seria.
— Pero, yo si dejé entrar a alguien. Dijo que venia por los archivos de un caso importante que se te habían olvidado, por lo que lo dejé pasar. — La señora dijo algo asustada, y fue que Benjamín se acercó a ella.
— ¿Quién fue mujer? —
— El licenciado Armando Bárcenas. — Abrí mis ojos y solo me volteé hacia la pared dándole un cabezazo a la pared.
— Armando, hombre de más o menos 35 años, un poco mas alto que yo, cabello oscuro bien peinado, cara cuadrada, apuesto, piel algo bronceada con un lunar cerca del ojo izquierdo. — Era bueno recordando caras. Todos se quedaron viéndome.
— ¿Lo conoces? Es un abogado que ha trabajado con nosotros como por 7 años. — Comentó Beltrán y solo volví a dar un cabezazo en la pared.
— Pendejos... — Gruñí. — ¡PENDEJOS! ¡PENDEJOS SUS INVESTIGADORES! — Grité furioso. — ¿¡Como mierdas mandó a investigar a Esteban y no enterarse que uno de sus abogados era su novio!? ¡Lo peor es que ese tipo me tiene rencor por ocultar la enfermedad de Esteban! ¡Chingada madre el universo me odia! —
ESTÁS LEYENDO
Cicatriz de Espadas (Historia LGBT/Finalizada)
RomantizmDarío Rivero es un chico que va vagando por la vida sin poder comprender su lugar en el mundo, se encuentra casi en la línea límite del quiebre emocional, sin saber a donde dirigirse con miedo en el futuro cercano, se ve envuelto en dudas que le pro...