Cumpleaños

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— ¡¿Cómo le hiciste?! ¡El sexy profesor Deligiannis ira con nosotros! ¡Se me moja la concha! — Javier brincaba con alegría junto a sus dos amigos, parados a lado del Jetta de Teo quien solo miraba serio al profesor.

— No creo que sea buena idea llevarlo. — Dijo Teo volteando a ver a Darío quien solo suspiro.

— Ni yo, pero cuando menos reflexioné ya le había invitado... Entonces, ustedes llegan y allá los veo. — Darío comenzó a caminar hacia el auto de su profesor.

— My Gaaa, ¿Te vas a ir con él? — Javier preguntó.

— Pues sí, Teo se debe de llevar su carro, y no creo que él este muy cómodo contigo y viendo cómo se te cae la baba por él. — Mencionó apuntando a sus dos amigos.

— No puedo contra esa lógica... Te vemos allá. — Javier se subió al carro y Teo siguió serio viendo al profesor.

— Ya dijo la loca... Allá te vemos. — Sin mucha confianza Teo se subió a su auto.

Si bien el viaje fue bastante cómodo para el cumpleañero ya que el profesor tenía mucho que contar acerca de sus aventuras por todo el mundo cuando se estacionaron vio como Teo y Javier miraban a todos lado viendo que no había nadie allí. Rápidamente Darío bajo del auto para adentrarse dentro de su negocio.

— ¿Dónde están todos? — Preguntó mientras detrás de él llegaba Anthony mirando a todos lados con una sonrisa.

De repente pequeñas explosiones sonaron mientras salían al iré papelitos y tiras de colores con confeti. Todos salieron detrás de la barra gritando ¡Sorpresa! Ante la impresión del joven quien vio como estaban ahí todos sus amigos queridos. Romina, Vanesa, Marcela y su nueva novia, estaban también Fabián y Beltrán, además de Julián y Josué con su pequeño Rogelio y por supuesto Alex y Mateo. Siendo estos últimos los que empezaron a mostrar una cara de asombro para después gritar al mismo tiempo.

— ¡Anthony Deligiannis! — Cuando escuchó su nombre el hombre detrás de Darío volteó viendo al chef y su novio para después lanzar una risa bastante feliz.

— Pero si es Alex y su gorila Orfeo... — Dijo feliz acercándose a la barra. Alex se veía sorprendido pero contento, por su parte Mateo, se veía hecho una furia.

— ¡Mi nombre es Mateo! — Gruñó el médico.

Rápidamente el chef y el joven cumpleañero se pusieron en medio de ambos, ya que Anthony reía, pero Mateo quería golpearlo.

— ¿De dónde se conocen? — Preguntó Darío a su profesor.

— Di mis primeros talleres en México en la universidad del joven Alex hace un poco más de dos años. Realmente me alegro de verlos, que gran coincidencia, es el destino. — Anthony era muy alegre, y sus ojos demostraban mucha felicidad.

Darío se esperaba una fiesta, pero desde el primer instante parecía ser un camino sin obstáculos al caos. Después de calmar un poco el ambiente, todos comenzaron a felicitar y abrazar a Darío quien avergonzado aceptaba cada abrazo. La cafetería cerro temprano ese día ya que era la gran ocasión.

El joven se dio tiempo para hablar con todos, entre comer pastel, frapuccinos, las horas se fueron pasando y de cafés todos comenzaron a beber alegres. Darío miraba algo preocupado como Anthony bebía mezcal que Alex tenía guardado ya que siendo extranjero el mayor, no sabía cómo actuar con todo eso. De repente no solo era Anthony, también Beltrán, Mateo y Josué empezaron a tomar de manera apresurada, Fabián bebía whisky en las rocas y parecía algo mareado, Julián peleaba con Javier mientras Teo, y algunas amigas invitadas de Darío reían entre platicas. Al parecer todo estaban pasándosela bien. El joven solo sonreía y de un momento a otro suspiro para después salir de la cafetería a tomar un poco de aire.

Cicatriz de Espadas  (Historia LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora