Leonardo, era el único del club de los invisibles quien se quedó en la ciudad después de graduarse de la preparatoria. Siendo él quien no entró a una carrera ni solicitud examen, debido a que no sabía qué hacer con su vida, estaba descarriado completamente, al entrar a trabajar en una empresa automotriz el alcohol y los excesos lo invadieron lo cual comenzó a preocuparme debido a que dicho abismo ya lo había visto una vez con Teodoro. Hasta que cierto día en una de sus parrandas Leo conoció a Dante, un revoltoso peleonero que siempre atraía problemas, mala hierba, pero de buen corazón porque todas sus peleas eran de causa justa, es decir, no había otra salida más que una pelea.
No era un mal chico, pero simplemente no podía dejarlos que llegarán hasta la cárcel.
— Dante, dime lo que paso. — Comenté serio mirando al musculoso quien solo volteó su mirada en otra dirección. — Dante... ¿Acaso quieres que te llamé por tu verdadero nombre? — Miré como aquel hombre se ponía rojo de la vergüenza.
— Ellos comenzaron a molestar... A un perrito. —
— Eso es noble. Mucho aun para ustedes... — Comentó mi esposo quien había llegado detrás de ellos apresurado porque vio la patrulla afuera mientras se les quedaba viendo con una sonrisa algo burlona.
— Tienes razón, para llegar a tantos golpes así no es la razón poderosa. Digan, ¿Qué fue lo que realmente pasó? — Pregunté esta vez mirando a Leonardo quien solo se quedó en silencio. — Leo. Mírame. — El chico puso su vista en mí. — La verdad, ahora... —
— Dante se metió con una chica con novio, el tipo llego con banda a golpearnos y nos defendimos. — Leo dijo entre enojado pero avergonzado, suspiré y Damián solo comenzó a reír.
— Si fue por defensa estoy de acuerdo, pero no debieron hacerlo en plena calle. Están en ultimátum, la próxima vez la licenciada ya no volverá a hacer el favor de no encarcelarlos, la próxima irán directamente sin siquiera presentar declaración. Así que, por favor, necesito que se comporten. — De debajo de la barra saqué dos mandiles que se los pasé a ambos. — Su castigo, trabajar dos semanas sin paga. Entran en cuanto terminan sus clases. —
Ambos comenzaron a trabajar mientras gruñían entre dientes, la mano de Damián de repente acariciaba la mía con gentileza, su toque me aliviaba un poco de la tensión que tenía encima.
— ¿Quieres descansar un poco en la oficina? Puedo cubrirte. — Mencionó mi esposo con una sonrisa.
— No, además tengo que esperar a Julián y a Mateo que vienen con los planos del bar que vamos a poner los tres. — Comenté tomando un sorbo de la taza de té que aun tenía en mis manos.
— Cierto, estabas inmerso en ese negocio antes de que Ximena apareciera. Ciertamente me agrada el hecho que te avientes a más negocios aparte de la cafetería del San Miguel y de la cafetería de Plaza Celeste. —
— Bueno, ellos me lo propusieron. Al ver todo el plan de negocio pues dije que no habría problema. De hecho, creo que le hablaré a Teo, aunque creo que sigue ocupado con Adrián acerca de su curso y los resultados de este. Además, creo que Javi sigue estando allá. —
Como si hubiera sido una señal, vimos como de repente llego Fabián corriendo a toda prisa hacia nosotros con una cara de susto.
— Comencé a vivir con Javier hace semanas, y tenemos una roomie. — Soltó de repente.
— ¡¿Qué?! ¡No seas mamón! — Gritamos al mismo tiempo mi esposo y yo, ambos viendo con susto al abogado de seria mirada.
Fabián nos empezó a explicar su situación con Javi, acerca como lo ayudo y de repente ambos estaban teniendo un común acuerdo con irse a vivir juntos. Incluso como aceptaron a tener una roomie. La cosa es que Javi de nuevo cayó en las manos de Sebastián y esa era la razón por la que se había ido con Teodoro hace días. La situación era que Fabián seguía triste porque él no estaba, no entendía sus sentimientos, no podía dejar de pensar en él y eso lo tenía bastante alterado.
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Cicatriz de Espadas (Historia LGBT/Finalizada)
RomanceDarío Rivero es un chico que va vagando por la vida sin poder comprender su lugar en el mundo, se encuentra casi en la línea límite del quiebre emocional, sin saber a donde dirigirse con miedo en el futuro cercano, se ve envuelto en dudas que le pro...