Beltrán Morales Ponce de León

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La noche continuaba mientras esperaban una respuesta, Damián se encontraba hablando con su madre mientras, Fabián realizaba algunas llamadas y Benjamín fue por algunos cafés a la tienda de autoservicio más cercana por su parte Beltrán miraba el pasillo a ambos lados esperando observar algo, no le gustaba estar en el hospital ya que de pequeño pasó un tiempo internado debido a una complicación con su apéndice. Pero tampoco quería irse, quería saber que ocurría con Darío, aunque también esperaba la llegada de quienes fueron avisados. Y fue en ese momento que llegó el primero y ese era Julián, quien con una furia notoria se acercó a Damián para tratar de golpearlo, pero fue el mismo Beltrán quien se interpuso antes de que sucediera algo.

— Fuera de mi camino. — Dijo con enojo el hombre de ojos verdes.

— Y tú debes de calmarte. Estamos en un hospital, hay más personas que esperan por saber de sus enfermos, si tienes un poco de decencia solo tranquilízate un poco. Dentro de poco nos darán noticias de Darío, si es grave yo mismo te llevo a mi hermano afuera para que le des una golpiza junto a Fabián y de seguro también Deligiannis y también si es que el señor Rivero. — Fue en ese momento que Julián se reaccionó al escuchar lo último.

— ¿Le avisaron al señor Rivero? — El joven abogado asintió con seriedad. — ¿Vendrá? —

— Por lo que alcancé a escuchar y lo que dijo mi padre, todo parece que si va a venir. Sin embargo, no creo que llegué con buenas intenciones de decirnos "Buenas noches" —

— Entiendo tu sarcasmo. Está bien, no le haré nada a tu hermano. Pero no me moverán de aquí. Yo también tengo que saber de la situación de Darío. — Con una cara de pocos amigos Julián acabo por sentarse en uno de los asientos alejado de todos. Mientras veía como se mantenía el hombre sentado, Beltrán fue directo a donde estaba su hermano y su madre quienes también miraban a Julián.

— Venia a golpear a tu hermano. — Dijo su madre mientras miraba con el ceño fruncido.

— No lo culpó, si estuviéramos en posiciones contrarias haría lo mismo. Yo debía de cuidar de mi bello ángel. Todo esto es mi culpa. — Dijo triste el mayor, pero de repente sintió un golpe en la cabeza que lo hizo mirar sorprendido a su pequeño hermano.

— Me das asco cuando te pones en ese plan. — Dijo enojado. — Si bien no sabemos bien lo que ocurrió, tenemos que estar fuertes no sabemos cómo esté el jovenzuelo allá adentro. Pero en cualquiera de los casos debes de ser fuerte para Darío después de todo ustedes se van a casar y en todo matrimonio siempre deben de estar al pendiente y ser duros como roca para levantar al otro y eso mi madre te lo puede decir. — Damián miró a su madre quien asintió con una leve sonrisa.

— Pero... —

— Fabián te lo acaba de decir, debes de estar sereno y con muchos por delante porque tienen que traer de vuelta a Daniela. Además, no es por asustarte, pero. — Beltrán miró a lo lejos y pasó saliva al ver a las personas que llegaban. — La familia de Darío está aquí. —

Tanto su madre como su hermano se levantaron viendo como la madre, su hermana y su padre llegaban, pero lo que más les sorprendido a todos es que el pequeño que traían consigo, el niño Damián estaba con ellos y parecía haber llorado, pero al ver a los abogados el niño corrió hacia ellos aferrándose rápidamente a Damián grande quien solo veía sorprendido sus lágrimas.

— ¡Darío! ¡¿Qué fue lo que le pasó a Darío?! ¡¿Por qué ocurrió esto ahora cuando se llevaron a Daniela?! — Gritaba el niño mientras se aferraba al mayor. Fue de repente que la mirada de todos se postró entre ambas familias, los morales simplemente no sabían que decir ante la llegada de la familia Rivero, pero es el mismo Beltrán quien se acercó a hablar con ellos de frente.

Cicatriz de Espadas  (Historia LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora