Toqué el timbre varias veces sentía el pánico invadirme al pensar que no abriría la puerta o que ni siquiera estaba ahí, para alivio de mi corazón escuche unos ruidos los cuales me percataron de su presencia.
— ¡Damián! ¡Damián! — Seguí gritando y tocando hasta que por fin escuché como la puerta de la cortina de metal fue abierta. Me encontré con una cara de sorpresa la cual me dio un poco de risa, con el mismo atuendo de pantalón azul y camisa blanca la única diferencia era que la camisa la tenía entre abierta dejando ver ese sensual torso que a pesar de no estar marcado, ese poco pelo en pecho y parte del abdomen lo hacía ver tan varonil, sabía que cualquier humano caería ante su galanura y forma de ser. Me sentía tan afortunado de tener a alguien así enamorado de mí. — Darío... ¿Por qué estás aquí? —
— Hablé con Esteban y también lo tengo que hacer contigo. — Sonreí nerviosamente. — ¿Puedo pasar? Hace un poco de frio. —
— Perdona, pasa. — Me adentré al local para después seguir al mayor hasta la sala, tomé asiento en uno de los sillones de color hueso, mientras Damián hacia lo mismo en frente de mí. Ambos nos quedamos viéndonos uno al otro, cada centímetro de nuestro ser era examinado por nuestros ojos. — ¿Y? ¿De qué querías hablar Darío?— Observé como al realizar la pregunta la mirada de Damián se tornó un poco temerosa de la respuesta que estaba a punto de expresar.
— Acerca de lo que paso hoy, Damián yo... —
— Lo amas ¿Verdad?— Me quedé unos pocos segundos impactado ante su interrupción y por un momento mi corazón se apretó doliéndome extrañamente. — Duele, lo admito pero al final te enamoraste de él primero. Aunque no me guste estoy feliz porque sé que estarás con alguien que te ama mucho, aunque no tanto como yo. —
— Damián... — Mi mirada no se movía de la misma dirección, impactado era poco para la expresión que tenía al oír ese dialogo de su boca pero por alguna razón comencé a reírme poco a poco, cambiando los papeles en un momento.
— ¿Por qué ríes? Acaso ¿Te estas burlando? —
— Lo siento es que... Je, Esteban dijo básicamente lo mismo. Hablamos, aclaramos muchas cosas... pero al final lo rechacé. —
— Espera ¿Qué? ¿Por qué? Si él fue tu primer amor, tú mismo lo dijiste son reflejo del otro. Además se ven que ambos comparten mucho. —
Vi un poco alterado todo lo que decía el joyero lo cual me causo regalarle una sonrisa. — Es verdad ambos compartirnos muchas cosas, pero no creo que seamos un reflejo, lo que nos separa y hace diferentes, es la misma aparición de Esteban en mi vida, si él no hubiera llegado tal vez hubiera tomado su mismo camino. Pero gracias a él pude cambiar muchas cosas e incluso pude conocerte. Esteban siempre estará en mi corazón y compartirnos varias cosas pero el sentir por él es distinto hoy en día... Me preguntas ¿Por qué lo rechacé? Fácil, porque te amo a ti mi bello ángel. —
Me puse de pie y fui a donde un anonadado Damián me veía llegar para abrazarlo con fuerza. Acariciando su mejilla con la mía, picaba un poco debido a su barba pero se sentía bien, sentir con mi palma tocaba su espalda amplia para después pasar a su sedoso cabello... — Di algo, por favor — Dije entre risas nerviosas aun abrazado a él.
— ¿No estas bromeando? — Sentí sus manos en mi espalda baja haciendo fuerza para unirnos más, mientras su rostro se ocultaba en mi hombro derecho.
— Por supuesto que no... — Seguía acariciando su cabello suavemente. — Te lo prometí, todo lo que has hecho no sería en vano. Perdona por no darme cuenta hasta ahora. —
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Cicatriz de Espadas (Historia LGBT/Finalizada)
RomanceDarío Rivero es un chico que va vagando por la vida sin poder comprender su lugar en el mundo, se encuentra casi en la línea límite del quiebre emocional, sin saber a donde dirigirse con miedo en el futuro cercano, se ve envuelto en dudas que le pro...