No quería ver mi celular... En verdad no quería, solo caminaba en dirección a la casa de Damián, todo el día estuve en las nubes pensando acerca del mensaje que le envié al mayor. "Yo también te quiero..." Esas palabras no dejaban de retumbar en mi cabeza, no es que me haya arrepentido de enviar ese mensaje, el problema era que lo hice sin pensar y lo peor no sabía lo que había respondido Damián ante eso, además tuve apagado el móvil todo el día por la vergüenza. Incluso había pensado en cancelar la cita de hoy pero no debía fallarle... No quiero arruinarlo esta vez.
— Y ahora... ¿Qué haré? — Dije asustado viendo como me falta unos metros para llegar a la joyería de Damián y cada vez era menos la distancia. A pesar de ser las 9:00 pm aun tenia abierta la joyería, tenía que llenarme de valor y encararlo pero...
— ¡Oye! ¿¡A dónde vas Darío!? — La voz del mayor me sacó de mis pensamientos cuando me doy cuenta que me había ido de largo. Me sorprendí y avergonzado empecé a reír mientras regresaba por el mismo camino hasta el negocio.
— Lo siento, es que... Yo... Bueno... Vengo distraído jejeje. — Dije con mi mirada abajo y un sonrojo latente.
— Si, ya lo noté jajaja. Pero pasa directo a la sala, cierro rápido la cortina, me cambio de ropa y nos podremos ir... —
— S-si... — No levanté la mirada, solo directamente fui a la sala. Estaba más que avergonzado, tenía miedo de todo lo que pudiera ocurrir, sin embargo ya estaba sentado en la sala esperando.
— Enseguida vuelvo. — Vi como Damián rápidamente subía las escaleras, y ahí me encontraba sentado, sin moverme, sin pensar, solo viendo la sala y parte de la cocina como idiota, todo dentro de mí estaba hecho un caos, mis sentimientos no sabía cómo ordenarlos, en verdad quería a Damián pero algo dentro de mí no me permitía tranquilizarme.
El vibrar de mi celular me puso alerta, rápidamente vi quien me está llamando. — ¿Y este número? — Susurré bastante intrigado. No conocía el numero tal cual, la extensión era de otra ciudad por lo cual se podría tratar de algún spam vía teléfono de las compañías, pero no era común que hablaran noche, toqué la pantalla en la parte donde decía "Contestar". — ¿D-diga? —
— ¿Pequeño? — Por primera vez en mi vida mi sangre se había congelado al escuchar esa voz al otro lado. Mi mano comenzó a temblar al igual que mi boca se comenzaba a resecar. Si, mis nervios estaban más fuertes que nunca, en ese momento me estaba orinando de miedo, tenía que hablar pero mi voz difícilmente salía. — E... E-este-ban... —
— En verdad eres el pequeño, jajaja no te asustes. Solo quería ver como estabas pero te oyes demasiado nervioso. ¿Ocurre algo? — Se escuchaba bien, su voz sigue igual que cuando nos conocimos, demasiado seguro de sí mismo.
— Si... ammm todo está bien Esteban... Yo... ¿Cómo te encuentras? — ¿Por qué continuo con la plática? Pensé mientras mi mano comenzaba a temblar.
— Muy bien, de hecho quería preguntarte algo... — No quería seguirlo escuchando, estaba en una racha de días buenos y mucho menos puedo hablar con él estando Damián a unos metros en sus propia casa, decidí interrumpirlo y terminar la llamada.
— Lo siento, pero estoy ocupado en estos momentos... ¿Crees que puedas contarme después? — Dije un poco seco, sacando el coraje de algún lado. Una gota siento caer sobre mi mejilla derecha, me sorprendo un poco, una pausa hace que sienta como mi estómago se revuelve y se achica en un instante.
— Pero... No te tomará mucho tiempo solo vi que hoy es la fecha de entrega de resultados de la universidad Solo quería preguntar si quedaste en la universidad ¿Quedaste o no fue así? - Se escucha un poco preocupado.
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Cicatriz de Espadas (Historia LGBT/Finalizada)
RomanceDarío Rivero es un chico que va vagando por la vida sin poder comprender su lugar en el mundo, se encuentra casi en la línea límite del quiebre emocional, sin saber a donde dirigirse con miedo en el futuro cercano, se ve envuelto en dudas que le pro...